A Michael, con mucha
jocosidad
Yo me crié
memorizando los anuncios de los canales locales. No había más que hacer, no
había dinero para cable en esos años. Llegué a un nivel en que los predecía,
especialmente los de Telemundo; ahora, ya más viejo y más astuto, me doy cuenta
que lo que hacía era analizar esa pieza gruesa del capitalismo que llamamos
“consumo” a través de imágenes que profundizaban sobre los conceptos de oferta
y demanda.
“Big deal”,
dirán algunos, y con mucha razón. ¿Para qué se va a malgastar la vida uno
analizando anuncios? Sin embargo, hay algo de intrigante en ellos, algo de lo
que dijo el calvito francés cuando miraba con aquella cara de los Locos Adams y
decía que somos víctimas de las relaciones de poder.
Los
anuncios son argumentaciones comerciales con acercamientos directos e
indirectos en la persona. Lo que buscan es el cambio de aptitud en el
comprador.
en.wikipedia.org |
Dicho esto,
desde hace una década llevo observando el boom de la salud como objeto de
mercado. (A pesar de que este elemento lleva mucho más tiempo en los medios). A
lo que me refiero es a la venta de la cura maravillosa: el agua de la fuente de
la juventud, el aceite milagroso, la savia curandera.
¿Recuerdan
cuando salió la llamada “Uña de gato”? Para aquel tiempo era lo mejor para el
colesterol y la diabetes. Informa cierta página web que:
Esta planta medicinal, originaria de Perú, es
principalmente utilizada para los diferentes tipos de artritis, así como
también para los diversos problemas digestivos e intestinales y en caso de
infecciones virales. En ocasiones, también es recomendada
para el síndrome de fatiga crónica, el Alzheimer, los parásitos, la
cicatrización, el asma, la fiebre del heno, la gonorrea, la disentería y la
limpieza de los riñones.[1]
En nuestra
Isla fue un impacto no solo la cantidad de beneficios que poseía el producto si
no su nombre, el cual era desconocido para la inmensa mayoría y era llamativo,
dos elementos que hacen que el producto ostente éxito comercial. Llegué a
conocer gente que pensaba que a los gatos se le cortaba la uña.
Luego– y
escribo “luego” con completa ajenidad de la cronología de la venta de estos
productos –recuerdo los anuncios del complejo de Cartílago de Tiburón. Eran
unos anuncios que dejaban cierto hipnotismo porque el movimiento de ese
maravilloso titán de las aguas tiene algo de belleza y misterio (es algo
similar a lo que producen los tigres, pero en el agua).[2]
La cuestión
con el producto era su capacidad para transportarnos a lo exótico. Uno se bebía
la pastillita pensando que iba a ser como el tiburón. Ahora, si bien la
capsulita de Uña de Gato sí había sido estudiada para corroborar algunos de sus
efectos en las enfermedades del diario vivir, no se puede decir lo mismo con el
pobre esqueleto molido del escuálido. Al parecer, el estruendo de la cápsula
surgió por su supuesta capacidad de prevenir el cáncer ya que cierto “médico” había
realizado unos estudios que demostraban que a los tiburones no les daba cáncer.[3]
Parecer que la ecuación: Cartílago de tiburón + cáncer + ¿??? = PROFIT,
funcionó de maravilla. Tan así que, según la propia página, la compañía del
doctor fue multada por un par de millones.
naturlivecartilagodetiburon.blogspot.com |
En nuestros
televisores apareció el tiburón un par de veces y, según recuerdo, su impacto
comercial fue mucho más expandido que la Uña de gato. Dejo sobre el tapete la
hipótesis de que se quedó en el consumidor aquella imagen temeraria del pez en
vez de la del felino. No culpo a la gente por las jerarquizaciones ya que es
posible que una persona se sienta más fuerte comiendo tiburón que una simple
plantita: resultado que se podría achacar a aquellos bien pensados anuncios.
De entre
otros que recuerdo y que, si la memoria no me falla, llegué a observar sus
productos de cerca, está la famosa Crema de concha Nácar. ¿Se acuerdan? El
punto es que el producto se vendió muy bien en la Isla porque su efectivo
comercial resaltaba el problema principal de muchos: no querer llegar a viejos.
El ungüento no era un curalotodo como los demás, pero no podía dejar pasar
aquel anuncio que producía silencio en la sala y ansias en los ojos de algunas
damas.
Otro de los
productos que si pude observar de cerca fue el llamado Jugo Noni o Extracto de
Noni. Es más, un familiar lo vendía y, como buen familiar al fin, primero se lo
vendía a los suyos, los más allegados. Su “pitching” era espléndido y dentro de
ese poder de convencimiento estaba el recordatorio de que sacar el jugo de un
Noni (o sea de la fruta como tal) es un proceso tortuoso. Confieso que lo he
comprobado ya que en esos arranques de agricultor experimenté con el fruto
cuando estudiaba en Mayagüez y doy fe de que expide un olor rancio e
inmisericorde cuando se rompe, se pudre o se hierve.
kotear.clasificados.pe |
Sin
embargo, el anuncio del Noni se encontró con un escollo lo suficientemente
fuerte como para llevarlo al silencio a finales de los ’90. Al parecer, aquella
“wonder cure” contra las fiebres, las migrañas, el estreñimiento y– ¿cómo no?
–el cáncer, fue objeto de un serio escrutinio luego de que algunas personas
comenzaran a tener problemas gastrointestinales y hepáticos. El evento no sólo
produjo un resultado favorable para las compañías que vendían el extracto, sino
que también los dejó con el refajo al aire libre. Surgió de los análisis que el
Noni no causaba Hepatitis ni problemas mayores, pero también se reveló que no
poseía las cualidades milagrosas que algunas compañías aseguraban. Al parecer
era simplemente el zumo de un fruto bastante amargo que se tenía que mezclar
con otra cosa para poder beberlo. O sea, no producía mejoras en el sistema
endocrino y no detenía el envejecimiento como lo hacía con las nativas
polinesias que aparecían en su anuncio. Si mi gente, si escarban en la memoria
recordarán que el anuncio presentaba unas guapas polinesias que extrañamente
vestían a lo hawaiano era nuevamente el cuento de cómo el hombre civilizado
descubre el secreto de los salvajes y lo rescata para el uso de quienes de veras
se lo merecen: los capitalistas.
www.keepwell.com |
Por otro
lado, ahora el producto que arrasa es la Moringa, mi pana. Y como estamos en los
tiempos en donde mientras más natural y más “green” la cosa, mejor es al
impresión, me he topado con Moringa Orgánica, Moringa 120% natural y
Bio-Moringa (que al parecer es más natural que las demás por tener el prefijo
“bio” como biocombustible, biología y esas cosas) y estos productos vienen de
África porque allá hay mucha naturaleza, mucho monte, es el grandioso secreto
escondido en lo salvaje e inhóspito. A fin de cuentas sus anuncios se
multiplican y la gente anda por ahí diciendo que desde que consumen la Moringa
sueñan en 3-D.
www.faqs.org |
Por el
momento, y luego de que algunos hayan cruzado sus ojos por este ejercicio,
acepto la humilde pregunta: ¿y por qué este tipo se puso a escribir sobre todos
estos productos? A lo cual confieso que este recuento no es en vano. Dada
nuestra situación– cosa que discutiré en otro momento– y nuestra vulnerabilidad
a las grandiosas curas, lanzaré una cascarita a ver cuántos caen. Creo que
puedo “pichear” un producto con el cual llevo relajando junto a amigos,
familiares y otros colegas. Lo llamo “Vitamina Ñ”. Es bajo en grasa, en azúcar
y en calorías. O sea es casi como el aire y el agua. Dicho sea de paso, si
usted toma Vitamina Ñ una vez al día hay una alta probabilidad de que vaya al
baño esa semana. Además, Vitamina Ñ hará que pueda despertar en las mañanas y
dormir en las noches, salvo que usted trabaje en un horario no ortodoxo lo cual
hará que el efecto sea a la inversa. Vitamina Ñ hará que respire, sude y
bostece ya que al realizar estas actividades usted eliminará toxinas. Lo mejor
de todo es que Vitamina Ñ aumentará su apetito y lo hará comer hasta dos veces
al día.
¿Cómo
adquirir este antiguo secreto que nadie sabe y que estamos anunciando porque
anunciar secretos es cool? Sencillo, Vitamina Ñ es un producto novedoso que
solo con pensar en él se activa. Imagine que toma Vitamina Ñ y ya la estará
tomando. Obrará ocupado con ella que no comprará ninguno de los otros productos
que solo buscan su dinero. Así que, por haber leído este extenuado escrito, le
estaremos dando por oferta un año entero de Vitamina Ñ. Ande, motívese a una
mejor vida. Póngase a pensar en la Ñ del español y verá los resultados.