lunes, 15 de julio de 2013

Vitamina Ñ


A Michael, con mucha jocosidad
Yo me crié memorizando los anuncios de los canales locales. No había más que hacer, no había dinero para cable en esos años. Llegué a un nivel en que los predecía, especialmente los de Telemundo; ahora, ya más viejo y más astuto, me doy cuenta que lo que hacía era analizar esa pieza gruesa del capitalismo que llamamos “consumo” a través de imágenes que profundizaban sobre los conceptos de oferta y demanda.
“Big deal”, dirán algunos, y con mucha razón. ¿Para qué se va a malgastar la vida uno analizando anuncios? Sin embargo, hay algo de intrigante en ellos, algo de lo que dijo el calvito francés cuando miraba con aquella cara de los Locos Adams y decía que somos víctimas de las relaciones de poder.
Los anuncios son argumentaciones comerciales con acercamientos directos e indirectos en la persona. Lo que buscan es el cambio de aptitud en el comprador.
en.wikipedia.org
Dicho esto, desde hace una década llevo observando el boom de la salud como objeto de mercado. (A pesar de que este elemento lleva mucho más tiempo en los medios). A lo que me refiero es a la venta de la cura maravillosa: el agua de la fuente de la juventud, el aceite milagroso, la savia curandera.
¿Recuerdan cuando salió la llamada “Uña de gato”? Para aquel tiempo era lo mejor para el colesterol y la diabetes. Informa cierta página web que:

Esta planta medicinal, originaria de Perú, es principalmente utilizada para los diferentes tipos de artritis, así como también para los diversos problemas digestivos e intestinales y en caso de infecciones virales. En ocasiones, también es recomendada para el síndrome de fatiga crónica, el Alzheimer, los parásitos, la cicatrización, el asma, la fiebre del heno, la gonorrea, la disentería y la limpieza de los riñones.[1]

En nuestra Isla fue un impacto no solo la cantidad de beneficios que poseía el producto si no su nombre, el cual era desconocido para la inmensa mayoría y era llamativo, dos elementos que hacen que el producto ostente éxito comercial. Llegué a conocer gente que pensaba que a los gatos se le cortaba la uña.
Luego– y escribo “luego” con completa ajenidad de la cronología de la venta de estos productos –recuerdo los anuncios del complejo de Cartílago de Tiburón. Eran unos anuncios que dejaban cierto hipnotismo porque el movimiento de ese maravilloso titán de las aguas tiene algo de belleza y misterio (es algo similar a lo que producen los tigres, pero en el agua).[2]
La cuestión con el producto era su capacidad para transportarnos a lo exótico. Uno se bebía la pastillita pensando que iba a ser como el tiburón. Ahora, si bien la capsulita de Uña de Gato sí había sido estudiada para corroborar algunos de sus efectos en las enfermedades del diario vivir, no se puede decir lo mismo con el pobre esqueleto molido del escuálido. Al parecer, el estruendo de la cápsula surgió por su supuesta capacidad de prevenir el cáncer ya que cierto “médico” había realizado unos estudios que demostraban que a los tiburones no les daba cáncer.[3] Parecer que la ecuación: Cartílago de tiburón + cáncer + ¿??? = PROFIT, funcionó de maravilla. Tan así que, según la propia página, la compañía del doctor fue multada por un par de millones.
naturlivecartilagodetiburon.blogspot.com
En nuestros televisores apareció el tiburón un par de veces y, según recuerdo, su impacto comercial fue mucho más expandido que la Uña de gato. Dejo sobre el tapete la hipótesis de que se quedó en el consumidor aquella imagen temeraria del pez en vez de la del felino. No culpo a la gente por las jerarquizaciones ya que es posible que una persona se sienta más fuerte comiendo tiburón que una simple plantita: resultado que se podría achacar a aquellos bien pensados anuncios.
De entre otros que recuerdo y que, si la memoria no me falla, llegué a observar sus productos de cerca, está la famosa Crema de concha Nácar. ¿Se acuerdan? El punto es que el producto se vendió muy bien en la Isla porque su efectivo comercial resaltaba el problema principal de muchos: no querer llegar a viejos. El ungüento no era un curalotodo como los demás, pero no podía dejar pasar aquel anuncio que producía silencio en la sala y ansias en los ojos de algunas damas.
Otro de los productos que si pude observar de cerca fue el llamado Jugo Noni o Extracto de Noni. Es más, un familiar lo vendía y, como buen familiar al fin, primero se lo vendía a los suyos, los más allegados. Su “pitching” era espléndido y dentro de ese poder de convencimiento estaba el recordatorio de que sacar el jugo de un Noni (o sea de la fruta como tal) es un proceso tortuoso. Confieso que lo he comprobado ya que en esos arranques de agricultor experimenté con el fruto cuando estudiaba en Mayagüez y doy fe de que expide un olor rancio e inmisericorde cuando se rompe, se pudre o se hierve.
kotear.clasificados.pe
Sin embargo, el anuncio del Noni se encontró con un escollo lo suficientemente fuerte como para llevarlo al silencio a finales de los ’90. Al parecer, aquella “wonder cure” contra las fiebres, las migrañas, el estreñimiento y– ¿cómo no? –el cáncer, fue objeto de un serio escrutinio luego de que algunas personas comenzaran a tener problemas gastrointestinales y hepáticos. El evento no sólo produjo un resultado favorable para las compañías que vendían el extracto, sino que también los dejó con el refajo al aire libre. Surgió de los análisis que el Noni no causaba Hepatitis ni problemas mayores, pero también se reveló que no poseía las cualidades milagrosas que algunas compañías aseguraban. Al parecer era simplemente el zumo de un fruto bastante amargo que se tenía que mezclar con otra cosa para poder beberlo. O sea, no producía mejoras en el sistema endocrino y no detenía el envejecimiento como lo hacía con las nativas polinesias que aparecían en su anuncio. Si mi gente, si escarban en la memoria recordarán que el anuncio presentaba unas guapas polinesias que extrañamente vestían a lo hawaiano era nuevamente el cuento de cómo el hombre civilizado descubre el secreto de los salvajes y lo rescata para el uso de quienes de veras se lo merecen: los capitalistas.
www.keepwell.com
Por otro lado, ahora el producto que arrasa es la Moringa, mi pana. Y como estamos en los tiempos en donde mientras más natural y más “green” la cosa, mejor es al impresión, me he topado con Moringa Orgánica, Moringa 120% natural y Bio-Moringa (que al parecer es más natural que las demás por tener el prefijo “bio” como biocombustible, biología y esas cosas) y estos productos vienen de África porque allá hay mucha naturaleza, mucho monte, es el grandioso secreto escondido en lo salvaje e inhóspito. A fin de cuentas sus anuncios se multiplican y la gente anda por ahí diciendo que desde que consumen la Moringa sueñan en 3-D.
www.faqs.org 
Por el momento, y luego de que algunos hayan cruzado sus ojos por este ejercicio, acepto la humilde pregunta: ¿y por qué este tipo se puso a escribir sobre todos estos productos? A lo cual confieso que este recuento no es en vano. Dada nuestra situación– cosa que discutiré en otro momento– y nuestra vulnerabilidad a las grandiosas curas, lanzaré una cascarita a ver cuántos caen. Creo que puedo “pichear” un producto con el cual llevo relajando junto a amigos, familiares y otros colegas. Lo llamo “Vitamina Ñ”. Es bajo en grasa, en azúcar y en calorías. O sea es casi como el aire y el agua. Dicho sea de paso, si usted toma Vitamina Ñ una vez al día hay una alta probabilidad de que vaya al baño esa semana. Además, Vitamina Ñ hará que pueda despertar en las mañanas y dormir en las noches, salvo que usted trabaje en un horario no ortodoxo lo cual hará que el efecto sea a la inversa. Vitamina Ñ hará que respire, sude y bostece ya que al realizar estas actividades usted eliminará toxinas. Lo mejor de todo es que Vitamina Ñ aumentará su apetito y lo hará comer hasta dos veces al día.
¿Cómo adquirir este antiguo secreto que nadie sabe y que estamos anunciando porque anunciar secretos es cool? Sencillo, Vitamina Ñ es un producto novedoso que solo con pensar en él se activa. Imagine que toma Vitamina Ñ y ya la estará tomando. Obrará ocupado con ella que no comprará ninguno de los otros productos que solo buscan su dinero. Así que, por haber leído este extenuado escrito, le estaremos dando por oferta un año entero de Vitamina Ñ. Ande, motívese a una mejor vida. Póngase a pensar en la Ñ del español y verá los resultados.



[1] http://www.otramedicina.com/2007/12/05/la-una-de-gato-sus-propiedades-y-posibles-usos-en-casos-de-cancer-y-hiv
[2] Esta nota va con especial agradecimiento a la imagen provocada por el poema del colega Edgardo Nieves Mieles.