sábado, 29 de octubre de 2011

Templo a la inteligencia* **



“…el narrador, como el personaje del corridor, para empezar a cantar pide permiso primero”
Carlos Fuentes. Cambio de Piel. 1967


Uno de los más antiguos socios de la vida me informó el exabrupto corte del programa Hoy en las noticias justo cuando refrescaba unas notas sobre Exquisito Cadáver de Rafael Acevedo. Con la cancelación del programa, se fueron por la borda muchas otras cosas, importantes para algunos y para otros meramente entretenidas. No supe qué hacer, podía gritar, llorar, patalear, tocarme el pecho y rascarme los ojos: no hice eso, sino que me coloqué cómodo en el espaldar de la silla de plástico y pensé en viñetas, como contemplando un pasado irrepetible y voluminoso.
Con la cancelación del programa cayeron también las prosas impecables de mi amigo Manuel Torres (deportes), las locuciones de Roberto, los reportajes de varios colegas y el mejor bloque de noticias internacionales de todo Puerto Rico. El dedo de mi gran hermano Andrés “Cucho” Pérez Camacho ya no avisará que quedan 3 segundos para abrir los micrófonos. Secciones como “Arte hoy”, “Pensando en nuestros niños”, “Minutos de salud” (con el siempre alerta Gonzalo González Liboy) y una que otra entrevista de 3 o más minutos a personas como José Alameda, el compueblano Noel Colón Martínez o al Prof. Ángel Viera dijeron adiós.
Aunque suene un poco redundante y hasta egoísta, la sección con que colaboré por un espacio de casi 2 años, “Crítica de Libros”, ya no generará nervios en los escritores (como fue la ansiosa espera de Ana María Fuster Lavín con El  Eróscopo, mil gracias por el libro–). No le niego a ninguno que siento que he fallado, que mi intención de desarrollar un espacio con plataformas múltiples para la producción literaria puertorriqueña no se dará. Peor aún, justo cuando hurgaba desarrollar un bloque de escritores y publicaciones de la, a veces, rezagada área oeste se me ha ido el foro. A Dinorah Cortés en Wisconsin, Alberto Martínez Márquez, Herminia Alemañy, Mario Cancel, Edgardo Nieves Mieles, Leticia Ruiz y Claudio Cruz Núñez: mil perdones por dejarlos en la expectativa.
Lo mismo debería decir a Sergio Gutiérrez Negrón, Xavier Valcárcel, Hiram Sánchez, Rey Andújar, Rubis Camacho y, a mi propia familia, el Prof. Omar Marrero: no podré cumplir con lo que dije en el pasado.


Si bien el tiempo es un cruel guardián de las sorpresas, no le gana jamás a la creatividad humana. Ciertamente no me esperaba un desenlace como este, producto de unas decisiones que muchos –debería decir, MUCHOS– no sabíamos. La sección fue para mí uno de los más ardientes placeres. Nunca me había acercado a la producción literaria puertorriqueña (sin descartar algunos brinquitos a España, Cuba y Chile) con un afán tan reverente y voraz. No había un átomo de mi cuerpo que se negara (contra el cansancio, la pobreza y las exigencias de mi carrera como abogado) a leer los libros de tantos autores que, con muchas ansias, confiaban en uno de los pocos espacios dedicado a sus hijos de papel y tinta. A pesar de la ausencia de foros, la poca movida comercial, la crisis económica y el desbarajuste social, el libro puertorriqueño ha luchado como ustedes ni se imaginan (o quizás conocen de sobra).
Estos años han sido testigos del levantamiento de la literatura queer puertorriqueña, los lazos literarios con los países latinoamericanos y las novedades creativas de editoriales jóvenes y frescas. No por menos, otros nombres más tradicionales han dado versatilidad a su labor editorial: hablo sin mordazas de Terranova, Callejón, el Instituto de Cultura, Aventis e Isla Negra, que dan cada vez libros más limpios y hermosos.
Les debo tanto a ustedes AUTORES PUERTORRIQUEÑOS: porque fueron la motivación detrás de proyectos literarios como Ficciología y su contraparte cibernética. Mis intentos– algunos fructíferos y otros no– de contagiar espacios como 80grados, Cruce, La Acera, el Festival de la Palabra y cuanta actividad hubiese, fue por darles a ustedes lo que la historia y los gobiernos le han negado: el respeto por su obra y, más aún, una buena y bienintencionada lectura (para el buen entendedor, los ojos bastan).

Se puede decir que la sección corría por caridad. Sacaba de mi triste sueldo de estudiante jornal– a veces con serias consecuencias y recriminaciones conyugales– para comprar uno que otro libro aquí y allá. Cuando la cosa se puso fea para mi bolsillo – a.k.a “cuando la puerca entorchó/encorchó el rabo”– viví de mendigar libros en la siempre colaboradora Librería Mágica. A Luis Negrón y a Arnaldo, mil gracias por haber donado y hablado con las editoriales para que mi labor pudiese existir. Lo mismo va para Elizardo Martínez y los diferentes autores que ceremoniosamente enviaban sus libros a la emisora para que estos ojos miopes los desmenuzaran.
Ahora no sé qué hacer. Se lo confieso con el corazón en la mano. No tengo ni la más mínima idea de qué va a pasar. No obstante, lo único que me queda es tirar para atrás, romper camino, emprender, cerrar los puños y avanzar: por la literatura voy a to’as. Por la literatura hay que hacer frente, mirar a los ojos y decir con voz de ultratumba al estilo de Unamuno: “¡Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto.”

   Ahora me moveré a otras esferas, otros espacios, otros métodos. Quizás, con suerte, publicaré mis libros. Sólo me resta decirles, a lo mejor por última vez:
“Amigos los espero en la próxima página de crítica de libros, les saluda Nelson Vera Santiago”

*(Exégesis ante la cancelación de Hoy en las Noticias y la Sección de Crítica de Libros)
** Una version variada de este documento podrá surgir en otros medios cibernéticos.

martes, 25 de octubre de 2011

Sección de Crítica de Libros: Avalancha de Yolanda Arroyo Pizarro



Avalancha
Yolanda Arroyo Pizarro
132 páginas


La narrativa puertorriqueña sigue expandiéndose a temas contemporáneos donde los personajes se ven más inmersos en la droga, la violencia y el juego de la memoria. Yolanda Arroyo Pizarro no se queda atrás y vuelve a embestir las páginas con su libro Avalancha.
El texto cuenta con una prosa mucho más fluida, mayormente en primera persona, donde los personajes se enfrentan entre sí. Antes pudimos observar a una Arroyo que evocaba el futuro y el devenir, esta vez nos topamos con un lado mucho más contemporáneo donde la temática puede estar ocurriendo justo a nuestro lado.
El primer relato, homónimo del libro, abarca el tema del vicio, la locura y el lesbianismo de una forma libre. Las mujeres yacen medicadas y encerradas en una institución donde el contacto físico no está permitido. No obstante, estas féminas no tienen nada de locas, sino que ejemplifican la presión de los tabúes y las mañas sociales. Sobre todo, son mujeres forzadas a la inhibición lo cual se encuentra yuxtapuesto al último cuento, titulado “Asian jelly”.
 Avalancha presenta contextos donde el dolor en el cuerpo ajeno y el deseo de castigar rememoran nítidamente las lecturas de Susan Sontag. Así, en cuentos como “Montar las Olas” se experimenta con una ultra-violencia irreverente, al estilo del A Clockwork Orange de Burgess.
Otra perspectiva se asienta en el cuento “Golpe de Gracia”, donde una paciente de cáncer busca saciar la innominable desgracia de vivir en una sociedad donde la mujer tiene la obligación de ser madre. En este y otros cuentos, la autora presenta un juego con el sicoanálisis donde la realidad se distorsiona ante los arquetipos.
La violencia sexual se toca de soslayo y con una sutileza que demarca hasta donde se puede llevar el hilo narrativo sin caer en clisés. No se busca sorprender al lector con imágenes brutales, sino más bien con percepciones de parte de las propias víctimas. Signo de lo anterior se encuentra en el cuento “Las ballenas grises” donde el olvido es un personaje adicional. Otro ejemplar se puede auscultar en el cuento “Borealis”.
Avalancha es un libro de relatos largos que impulsa a imágenes modernas. Nuevamente, Yolanda Arroyo Pizarro nos apremia con una prosa que está a tono con la realidad de nuestros días, en un lenguaje sencillo, donde los personajes experimentan un fluir de conciencia que les da vida y dolor al mismo tiempo.
Se lo recomiendo a los amantes de la lectura rápida, la sicología y el cuento corto.
Amigos los espero… 
 ***
Puede enviar sus libros a:
Sección de Crítica de Libros
HC 05 BOX 10778
Moca, PR 00676

martes, 11 de octubre de 2011

Sección de Crítica de Libros: El Eróscopo de Ana María Fuster Lavín



El Eróscopo 
Ana María Fuster Lavín
90 páginas
Isla Negra


Los calendarios son una invención útil y mística: los hay solares, lunares, fiscales y astrales, entre otros. Al último, comúnmente le llamamos horóscopo y, junto a sus contrapartes, especula la historia, la edad, el amor y el futuro.
Para Ana María Fuster Lavín, esto no parecía suficiente. Por eso se abalanza a crear un nuevo calendario donde la poesía es el común denominador para medir el resto de nuestra existencia. Su libro El Eróscopo es una sumatoria de los versos en tiempo astronómico e incorpóreo. O sea, Fuster desarrolla su propia cronología y encaja a la poesía en las estaciones, los días y meses.
El poemario comienza con un revelador acróstico que deja las bases para el desarrollo de una poética llena de erotismo y vitalidad. Fuster luego se apodera de las estaciones y las convierte en versos que desnudan el yo lírico y el pasado de la autora.
Seguido, la poeta divide la semana en días y otorga a cada uno un sentimiento particular. Hay mucha alusión a la melancolía y la añoranza, así como un dialogo concreto entre la voz poética y el poema en sí. Perdura en toda esta sección la alusión a los pronósticos, la lluvia y la muerte.
La tercera parte del libro se intitula “Son los meses la medida de un poema”. Nuevamente Fuster Lavín desarrolla una glosa con el calendario. En esta pieza operan las contradicciones y la sinceridad. Así, la poeta aborrece los clisés en febrero, siente frío en abril, renace en julio y en agosto hace el amor con las palabras.
            La cuarta parte es homónima a la intención del texto. En ella la poeta trabaja los signos zodiacales con un reparto erótico y místico. Predominan las alusiones a las figuras de los clásicos griegos, el enfrentamiento al yo poético y lo erótico como llave del devenir.
            El Eróscopo contiene una fuerza netamente femenina capaz de desarrollar una voz particular. La autora confiesa que es “poeta, loca, néctar divino, libro nocturno, legión y mujer”. Sus versos están repletos de un atrevimiento que no busca libertad para la mujer sino que la trabaja y la experimenta de forma sensual.
            El Eróscopo es una colección de poemas digna de una primera, segunda y hasta tercera lectura. Ana María Fuster Lavín se ha anclado en la historia literaria puertorriqueña como una de las maestras del erotismo. Une su pluma a virtuosas del calibre de Katia Chico, María Ostolaza y Johanna Recart. Se lo recomiendo a los amantes de la poesía contemporánea, los académicos y los jóvenes. Sin embargo, si eres mujer, debes leer este libro.
Amigos los espero…

viernes, 7 de octubre de 2011

Notas de RFI sobre esta edición de los Premios Nobel


Dos liberianas y una yemení obtienen el Nobel de la Paz

Foto de RFI

Por: RFI

La presidenta liberiana, Ellen Johnson Sirleaf, su compatriota y militante pacifista Leymah Gbowee y la yemení Tawakkul Karman, activista de la llamada primavera árabe, fueron elegidas ‘por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz’, según el Comité Nobel Noruego.

El Comité Nobel Noruego cumplió con su palabra y anunció este viernes un ganador más consensual que el del año pasado, cuando distinguió al disidente chino Liu Xiaobo, desatando la furia de Pekín.
En esta oportunidad, la distinción corona la militancia no violenta de tres mujeres: la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf (72), que va el 11 de octubre por un nuevo mandato, su compatriota Leymah Gbowee, por sus esfuerzos para poner fin a las guerras civiles de su país, y a la yemení Tawakkul Karman, activista de la denominada primavera árabe.

Las tres galardonadas fueron "recompensadas por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz", sintetizó en Oslo el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland.

Elle Johnson Sirleaf se convirtió en 2005 en la primera mujer en ocupar el cargo de jefe de Estado en África. Lo hizo en medio de una Liberia diezmada por las guerras civiles que, entre 1989 y 2003, dejaron 250.000 muertos. En el plano internacional, esta mujer que estudió en Harvard se destacó por su desempeño en la ONU y en el Banco Mundial. Su combate contra la corrupción, que le valió el apodo de "Dama de hierro", la llevó a la cárcel en dos oportunidades en los años 1980 bajo el régimen de Samuel Doe.

Su compatriota Leymah Gbowee, con quien comparte el Nobel, es una militante pacifista de unos cuarenta años que contribuyó a poner fin a la violencia, trabajando junto a los niños soldados enrolados bajo las órdenes de Charles Taylor. Gbowee, más conocida como “La Guerrera de la Paz” o “Red”, por su tez clara, exhortó a las mujeres a rezar y a practicar una huelga de sexo para obligar a los hombres a tomar el camino de la paz.

Por último, fue también laureada la yemení Tawakkul Karman. "Tanto antes como durante la primavera árabe" tuvo "un papel preponderante en la lucha a favor de los derechos de las mujeres, de la democracia y de la paz en Yemen", sostuvo Thorbjoern Jagland.

Tras conocer el fallo del jurado, Karman le dedicó la distinción a la “Primavera Árabe”.

Hasta el presente, en 111 años, sólo 12 mujeres habían recibido el Nobel de la Paz. La última distinguida con el Nobel de la Paz había sido la militante ecologista keniata Wangari Maathai, recientemente fallecida.

El sueco Tomas Tranströmer, premio Nobel de Literatura

Foto de RFI


Por:RFI

Conocido como el más destacado de los poetas escandinavos en vida, el autor de 80 años fue escogido por la academia sueca ‘porque mediante imágenes densas, límpidas, nos da un nuevo acceso a la realidad’. Según su editor, su obra propone "un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo".

Ni Bob Dylan, ni Adonis, tal como anunciaban los pronósticos de última hora, el poeta sueco Tomas Tranströmer ganó este jueves el Premio Nobel de Literatura 2011.

A la hora de justificar su decisión, la Academia Sueca subrayó que el poeta consigue “mediante imágenes densas, límpidas, (…) un nuevo acceso a la realidad’.

"La mayor parte de la colección poética de Tranströmer está impregnada de ahorro, de concreción y de metáforas expresivas", añade la academia.

Según el secretario de la Academia, Peter Englund, al escuchar la noticia Tranströmer se dijo “sorprendido”. "Estaba escuchando música...", mencionó Englund.

A la hora de escribir la obra del poeta, un crítico sueco aseguró que sus obras transmiten que "la existencia de un ser humano no acaba allí donde acaban sus dedos”. Quienes están familiarizados con sus poemas aseguran que en sus páginas abundan las metáforas y las imágenes. Ilustran escenas simples de la vida cotidiana y de la naturaleza.

Para su editor, la poesía de Tranströmer es "un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo".

Nacido el 15 de abril de 1931, Tranströmer fue educado por su madre, después de la partida, muy temprana, de su padre. En 1956 se diplomó en psicología y trabajó en el Instituto Psicotécnico de la Universidad de Estocolmo. Cuatro años después empezó a ocuparse de jóvenes delincuentes en un instituto especializado, donde elaboró una poética mientras trabajaba con discapacitados, ex presidiarios y toxicómanos.

Su primera antología de poesía, “17 años”, fue publicada a los 23 años de edad en Bonniers, la editorial sueca que lo acompañaría toda su vida.

Entre los premios recibidos figuran el Bellman (1966) y el Neustadt International Prize (Estados Unidos, 1990).

Su vida dio un fuerte giro en 1990, cuando sufrió un ataque de apoplejía que lo dejó parcialmente paralizado y afásico, lo cual lo obliga a reducir considerablemente su actividad.

Seis años después publica "Góndola fúnebre", de la que se han vendido 30.000 ejemplares, una cifra excepcional tratándose de poesía.

Lo último que se conoce de él es la correspondencia que mantuvo con el poeta estadounidense Robert Bly, que tradujo al inglés buena parte de su obra.