sábado, 17 de julio de 2010

Diplo, el muerto sentao’, parao’, en motora o en guagua: Más viejos en la historia radial puertorriqueña de lo que parece



Conversando con el compañero Andrés “Cucho” Pérez Camacho, productor del programa radial “Alborada” (Radio Universidad) tuve la impresión de que lo que muchos creen dar por sorpresa no es más que una leve coincidencia que seguramente alguna otra persona, en algún lugar o en otro espacio temporal, también tuvo. Esto, a pesar de ser un comentario netamente estupido, es algo que tiene particular relevancia en esta entrada.

El pensamiento, lejos de ser un aforismo clichentoso, es una realidad palmaria y más aún en una idiosincrasia tan densa como la puertorriqueña.


De la reunión con Pérez surgió una interesante discusión en base a un programa radial de WKAQ que data del 1954, y es titulado, nada más y nada menos que El tremendo hotel, en donde el estelar Ramón Rivero, mejor conocido como el “Diplo”, lucía lo mejor de una comedia sana y pegajosa que dista mucho de lo que se escucha en la radio de hoy.

En uno de los episodios de El tremendo hotel surgió un tema que, en el día de hoy, es uno de los más controversiales sucesos del 100 x 35: los velorios extravagantes.

En el episodio los personajes del hotel están en la expectativa en torno a la llegada del difunto Caraballo el cual, con singular automatismo, tiene la particularidad de sentarse en su ataúd (sin dejar a un lado el ruido de muñeco de cuerda que se desprende de sus vértebras). Debe destacarse que varias veces intentaron acostar al difunto nuevamente y en más de tres ocasiones se volvió a erguir (con el sonido de un muñeco de cuerda). El elenco, a pesar de ser un espectáculo radio, mostraba una singularidad y un color en las conversaciones que lograban transportar al radioescucha a un mundo tangible; uno podía apreciar como existía una ansiedad entre algunos personajes vis a vis la comicidad de otros. Sin embargo, lo que nos compete en este comentario es discutir como en el episodio del difunto Caraballo en El tremendo hotel se sugiere entre los diálogos.

Ramón Rivero se destaca, como de costumbre, por ser uno de los creadores del guión de este programa y (me arriesgo con esto) creo que fue el de la idea de que Caraballo se quedara sentado en su ataúd en medio de la sala del Hotel sólo para que el velorio fuese uno distinto.
Parece que en el 1954 “Diplo” ya tenía una idea concreta de que en el futuro los muertos acostao’s no iban a ser tan populares.

En puridad, el muerto en parao’, en motora, en ambulancia o, el más popular de todos, el muerto sentao’ (a pesar de que la idea fue en realidad una parodia a una distinguida persona que está viva) no son tan exiguos en nuestra historia. Aunque a veces no son el producto de la voluntad del difunto, sí existe un ejemplo de un muerto sentao’, pero no en nuestra cotidianidad puertorriqueña.

Para la jocosidad de algunos, le presento al VERDADERO MUERTO SENTAO’, cortesía de la página de Andrés Borbón llamada TecnOculto :



Un cuerpo pasó tres días en el balcón de su casa, pero nadie dio aviso a las autoridades porque supusieron que era un muñeco de Halloween.
Mostafa Mahmoud Zayed, de 75 años de edad, estuvo descomponiéndose en el balcón de su apartamento en Marina del Rey (Los Angeles, California) durante poco más de 72 horas. Los vecinos notaron la figura inmóvil desde el principio, pero pensaron que se trataba de un muñeco de Halloween y por eso no llamaron a la policía.
Tras todo ese tiempo, finalmente alguien sospechó que podía ser algo más que una broma y cuando la policía examinó el supuesto muñeco, resultó ser el cuerpo del inquilino que vivía en ese inmueble, quien presentaba un disparo en el ojo.
Un investigador de la oficina del Sheriff de Los Angeles comentó que todo parece indicar que se trata de un suicidio, aunque hasta el momento no hay declaraciones oficiales por parte de las autoridades forenses.
¡Vaya! ¡Ahora resulta que el Halloween entorpece las investigaciones policiales!

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