viernes, 18 de febrero de 2011

Contestación a Iván Chaar López

Apelando a la comunicación y, más aun, a un proceso de dialéctica producto de la invitación del colega Iván Chaar López, me apresto a realizar un pequeño ejercicio en torno a su escrito Seguimos, publicado en su espacio virtual, Multitud Enred(ada). Iván, con aprecio,…elaboremos un espacio de discusión:


La huelga en la Universidad de Puerto Rico (UPR) ha producido un sinnúmero de discursos que mayormente redundan en la convalidación o no del fenómeno de la huelga. Sin lugar a dudas, vale la pena sentarse a analizar los pro’ y contras de este movimiento, tal cual lo hace Chaar López. No obstante, a pesar de que su conclusión es un tanto acertada, en cuanto conglomera el pensar de muchos de los estudiantes que se encuentran en una situación que implica difíciles decisiones, algunos fundamentos para sostener la misma son, en cierta medida, focalmente dislocados.

La Ley del Fondo Especial para Becas de la Universidad de Puerto Rico, P. del S. 1895, firmada por el primer ejecutivo el 30 de noviembre de 2010

La llamada Ley de Becas fue uno de los intentos de disuasión por parte de los políticos para detener el apoyo de un nutrido grupo de estudiantes a la vez que cimentaba el juego político del Presidente del Senado. Una granadita: Eso fue lo que simbolizó esta medida, la cual era en esencia un mecanismo para medir la disposición política de Luis G. Fortuño. El P. del S. 1895 fue el barómetro político con el cual se determinó, para bien o para mal, que el asunto en la UPR se ha convertido en uno de los catalíticos que determinarán las elecciones del 2012.

Sin querer queriendo, los estudiantes se vieron en medio de un vórtice de propuestas y tirijalas entre los líderes de la mayoría partidista mientras debatían si la huelga ponía o no la acreditación en juego. Al final del tramo, el Gobernador firmó la ley, no por presiones departe del estudiantado (cosa que certifica Chaar López) sino por el costó político que conllevaba el negarla.

A razón de lo expuesto, vale la pena formularse: ¿En huelga o no, se hubiese firmado el P.del S. 1895? La contestación es en lo afirmativo.

El proyecto no estaba determinado a las consecuencias de un movimiento de paralización, era un planteamiento de política pública, de discurso para las masas que se sientan a ver las noticias a las 6 (o la Comay), en puridad, era una cuestión de mejorar imágenes y limpiar un poco las manchas post Ley 7 y post Huelga (Primera Parte).

Hubiese o no huelga, dando por sentado que la radicación del Proyecto se dio en un contexto donde no existía tal paralización, iba a ser firmado por el miedo a una reacción popular. La intransigencia palmaria fue eclipsada porque forzosamente se tenía que llegar a un estado de neutralidad ideológica (aparente) en la imagen del Primer Ejecutivo (Me habían llegado rumores de que el Gobernador se había opuesto tenazmente al proyecto, pero varios asesores intercedieron).

Según lo expuesto, sin quitar méritos a la apuesta de Chaar López, la Huelga y la Ley de Becas, analógicamente, son: Vehículos que transitan por el mismo camino pero que no llegaron a un mismo fin porque no eran conducidos por los mismos intereses.

“Trial & Error” y el problema de los $$$

Como segundo punto, Chaar López apunta que el proceso de la huelga fue en cierta medida un ejercicio de experimentación. Principalmente, para “probar tácticas y retar límites”. Sin embargo, este proceso, claramente positivista, se enfrenta inevitablemente a uno de los argumentos que esbozan algunos compañeros, el cual puede resumirse en: ¿En realidad hubo una huelga?

O sea, a pesar de la existencia de un voto de huelga (que muchos han dicho que nos lo pasaron a la mala) la materialización de ese elemento nunca llegó formalizarse. Siguiendo esa línea, la cual necesita corroborarse por estar atisbada de controversias fácticas, el problema del llamado “trial & error” que cita Chaar López puede ser más el producto de la no-huelga: De una huelga natimuerta que se vio forzada a los métodos no tradicionales y que inevitablemente detonó en la confrontación como mecanismo del ejercicio político.

Sin embargo, la crudeza de lo antes expuesto no debe ser tomado como cierto totalmente, ya que si empleamos un poco la experiencia y las discusiones en los plenos, lo que tenemos en nuestras manos fue la “nueva huelga”: Una huelga que no trancó portones, que no se acuarteló y que en cada momento se presentó como una alternativa combativa (en todo el sentido de la frase) y que llamaba al careo con el intruso (la Policía de Puerto Rico). Inevitablemente, no puedo hacer un juicio de esto, ya que para algunos la huelga nunca se dio mientras para otros se dio de otra forma. Esto se lo dejo a quienes deseen pelarse los ojos pensando en esto. Empero, mi postura va más hacia al llamado “Trial & Error”.

Concluyo que ese fenómeno de la experimentación existió incluso desde antes de que se llevara a cabo esta Segunda Huelga (No-Huelga o Nueva Huelga). Ese evaluar de estrategias y límites siempre ha estado ahí, pero los recientes conflictos sirvieron de lupa; forzaron a prestar nuestra atención ante el tanteo del estudiantado. Tanteo necesario, que primordialmente surgió como consecuencia de las acciones de la administración (por soldar los portones, por meter la policía a los fueros, de noche y con un shock and awe de dimensiones absurdas, momento que presencié junto a Chaar López y que nos indignó muchísimo).

La filigrana de los argumentos presenta que tanto Chaar como este servidor, creemos que el proceso de experimentación no es ni malo y ni absurdo, sino necesario. Sin embargo, la cuestión que se muestra latente subyace en lo que Chaar denomina el problema de los espacios de discusión y en el intento de cuantificar los procesos de pensamiento. Esto, más que un problema característico de la Huelga, es un problema discursivo. ¿Quién le va a quitar lo económico al grupo de marxistas que ejemplifican la desigualdad en jerga económica? O sea, ¿esto es un problema por los chavos o es más un problema por el espacio de pensamiento universal? Sin lugar a dudas es una cuestión dual y lleva a replantearnos los fines de la lucha. Se pelea por el problema económico o por el problema de represión del pensamiento, o en el mejor de los casos, por los dos. No obstante: ¿Son opciones a escoger o son indisolubles? Forzoso es concluir que algunos luchan por ese espacio de justicia social y económica mientras otros lo hacen por salvar el pensamiento y que en una marcha no se distinguen con facilidad. Sin embargo, trazando esto a la huelga: ¿no es eso lo que unió al estudiantado? ¿No habían intelectuales tirando piedras? ¿No había combatientes que se preocupaban por la libertad de pensamiento en un estado de ponderación y aplicación del discurso? En todo caso, considero que había ejemplos de ambos.

A pesar de lo anterior, subyace el problema de que el discurso mediático se circunscribe a lo económico y esto es lo que a Chaar López le preocupa. O sea: ¿Dónde se quedaron los programas en pausa? ¿Qué pasó con la retórica de no se puede estudiar en un recinto sitiado?

Por mi parte, la preocupación del colega es genuina y creo que la metáfora de darle “play” a los programas en pausa recoge muy bien esa problemática que en gran medida fue soslayada. Sin embargo, no creo que este asunto haya aflorado tanto en el estudiantado (no creo que las piedras llevaran escrito “saquen a Hispánicos de la pausa”), más bien, a quienes trastocó este fenómeno fue a los claustrales (no sin dejar a un lado a un nutrido grupo de estudiantes que dieron la pelea) y yace ahí la esencia de la subida a escena de la Asociación de Profesores Universitarios. ¿Por qué no acapararon mediáticamente en contra del asalto al pensar? Quizás Chaar López tiene la contestación o por lo menos la profesó al publicar el ensayo del profesor Quintero Herencia en Multitud Enred(ada).

En cierta medida, hay que adjuntar a esto el hecho de que lamentablemente la cuestión con los medios y su visión comercializada del asunto en la UPR es producto de la maldita cultura capitalista que deja a un lado la preocupación que debe generar la puñalada al conocimiento. Jodidamente, la cobertura apunta al dinero porque el que ve desde su hogar el conflicto se identifica más con no tener un peso a no tener un espacio para discutir y pensar. Esto implica que se tiene un problema mediático, no relacionado a la huelga, sino a aquellos que transportan el mensaje de los estudiantes a los televidentes, lectores y radioescuchas, etc. He aquí mi principal crítica a la fundamentación que ofreció Chaar López: A mi entender, los medios contribuyeron al dejar a un lado una noticia que posiblemente demostrara la esencia de todo esto, o sea el problema de que en la Universidad se prohibía pensar, eso no fue un efecto de la huelga. Surge entonces mi pregunta: ¿Qué rayos le pasa a los medios que no están profundizando en el por qué de las acciones estudiantiles? ¿Tenemos que hacerle el trabajo de pensar mientras ellos se dedican a cubrir y hacer rating solamente?

Conclusión: Una nueva fundamentación/ Hacia el re-pensamiento de la Universidad y su discurso de defensa

Según fue descrito al inicio de esta vebo-diarrea, a pesar de que algunos de los fundamentos que ofrece Chaar López pueden ser re-elaborados, me inclino a darle la razón en cuanto a su conclusión. Creo que su llamado a desarrollar nuevos espacios de discusión e intercambio, promueven el resolver la necesidad que ahora mismo hace un llamado de auxilio.

Ante este marco de elaboraciones y construcciones pro UPR que expongo, le recuerdo a Chaar López que lo que está ocurriendo en el presente debate educativo (a nivel superior y quizás a un nivel supremo a este) no se circunscribirá meramente a la ratificación o no de una huelga.

Chaar López ha tenido la contestación durante todo este tiempo (Lo sabes Iván, pero me sorprende que el juego de semántica- Huelga, Boycot, Manifestaciones, etc, etc,- ha problematizado demasiado todo este asunto como para no darnos cuentas-me incluyo-) y siendo más claro, propongo un nuevo fundamento para tu apuesta a la transformación del discurso y la lucha:

No hace falta una asamblea, una huelga, no hace falta que la nombremos o no, porque la defensa del pensamiento y la discusión es atemporal y ajena a la existencia o no de los conflictos sociales (pero no indiferente), debe ser una defensa eterna. La universidad no se circunscribe a paredes, profesores, promedios y propuestas. La universidad sólo une nuestro pensar, mas no lo sitia. Creo que es hora de llevar el concepto universitario a otro nivel, a salir de la desidia y a enfrentar discursivamente. No porque haya estado ausente dicho paradigma sino porque una huelga universitaria sin la base ideológica del saber y el discutir es retórica vacía y cae en lo que en los pasados días hemos atestiguado: violencia. Todo movimiento se presencia con una teoría que lo solidifica y lo fundamente, hay que llevar a cabo ese ejercicio, porque la oposición ya lo ha hecho.

Además, indudablemente Chaar López lo había predicho ya que todo esto se convirtió en su propia propuesta-nos aparecemos de día, Pintamos, Bailamos, Marchamos, nos aparecemos de noche, algunos van a sus clases otros no, etc.- o sea, al final de la hora hay que admitir que todo esto se convirtió en la sublevación carnavalesca o su parecido.

Por mi alergia a Facebook no he podido leer, en su totalidad, las proclamas emitidas y suscritas por mis compadres Arturo Ríos, René Vargas y otros que llaman a la causa. Ante todo esto, certifico que lo menesteroso es contestar al llamado que se hizo en el ensayo ¿Seguimos?

Iván: Has tenido razón todo este tiempo. Creo que tu conclusión es acertada. ¿Seguimos? Seguro. Avísame, que en ese proyecto cuentas conmigo. Seguimos y seguiremos “por la defensa de una universidad abierta, crítica y reflexiva.”

Cordialmente,

NEVS

2 comentarios:

  1. Nelson,

    gracias por tu cuidadosa y elocuente respuesta (incluyendo los jodidamentes y la "verbo-diarrea" - jeje).

    Como propuse en mi lectura del proceso, no pretendo ofrecer una conclusión cerrada, inamovible, con certeza ni absoluta. Has hecho un tremendo esfuerzo por des-enfocar y re-enfocar mis planteamientos para presentar una lectura un tanto más profunda de la huelga actual.

    No pretendo eliminar los argumento económicos sino abrir el espacio a una discursividad heterogénea que visibilice otros argumentos, saberes y problemas.

    Te incluyo el enlace a la proclama que Arturo, René, Mariana y yo co-escribimos: www.multitudenredada.com/2010/12/proclama-de-un-grupo-de-estudiantes.html.

    Salud y seguimos, claro que seguimos.

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  2. Vamos a tomarlo- en jerga jurídica- como una opinión concurrente, no un desenfoque.

    A toda luz me parece que ya estamos haciendo la heterogeneidad al buscar fundamentaciones diversas.

    Así que…en buena hora.

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