martes, 14 de septiembre de 2010

Yuxtaposición...otro debate literario para reirse!

Apunta la Dra. Carmen Dolores Hernández que La velocidad de lo perdido es en sí, una metáfora que describe el proceso mismo del lanzamiento de esta novela, o sea, una pérdida a causa de la velocidad.

Confieso que no soy quien para dirimir con la excelsa figura de la crítica isleña. Sin embargo, ante el seguro embate que le darán a mi humilde sección radial, me veo en la obligación de exponer las razones por las cuales mi lectura de La velocidad de lo perdido de Cezzane Cardona se muestra en abierta pugna con lo expresado en La Revista, del rotativo El Nuevo Día.

Vale decir que no estoy ni con el título, ni con la experiencia que tiene la Profesora para pasar los ojos sobre las hojas. Yo apenas comienzo una carrera un tanto fragmentada, mientras ella es una exquisita fuente de información literaria y cultural, con la cual, lo admito, muchas veces estudio para estar al tanto de lo que ocurre en el quehacer literario del país. De eso no hay nada malo. No obstante, ¿por qué la crítica apunta a dos nortes distintos?

Indica la publicación de la Profesora que “[n]o queda claro hacia adónde va y qué se propone el novelista. Tal como está, carece de interés; carece incluso –en algunos pasajes- de corrección (algo que se hubiera podido subsanar fácilmente en la fase de la edición).”

Soy del parecer que la Dra. Carmen Dolores Hernández estriba en un planteamiento cierto, un tanto incisivo y curiosamente se plantea como una introducción fuertísima hacia lo que será su lectura de La velocidad de lo perdido. Pero, ¿a qué se debe el que no haya hecho mención de semejantes observaciones en mi sección? Lo primero es que no estoy en la posición de acribillar a ningún escritor que aparece en mi espacio. Es una falta de respeto el que, luego de que me haya perdido entre los estantes de libros (luego de que ninguna editorial se dignara en llevar sus textos a la estación), opte por criticar una obra que en el primer esfuerzo pude haberla dejado tranquila en el estante. O sea, el crisol que utilizo se basa en varios factores: Fecha de publicación, análisis comparativo de otras publicaciones a la mano y, tristemente confieso, cuanto puede aguantar mi pobre bolsillo para la adquisición de estas obras. Como ven estoy anquilosado de primera mano.

Es manifiesto que lo que se publica día a día es poco, no puedo exigir que la producción literaria puertorriqueña lleve cierta “velocidad”. Por otro lado, no todo lo que sale tiene la misma calidad que uno espera. Forzoso es concluir que opuesto a lo que uno desearía, uno se conforma con lo que hay y, dentro de “lo que hay” existen elementos buenos y malos.

Por otro lado, los criterios a la hora de redactar mi sección son estrictamente los “usuales” y por lo tanto me los reservo.

¿Qué pinta La velocidad de lo perdido en todo esto?

Sencillo, de entre las obras que estuve leyendo, sobrepasa a otras que seriamente dudo que la Profesora considere agradables. No voy a mencionar sus títulos. No estoy para ser enemigo de nadie. Cada cual será juzgado por sus lectores.

Indica Carmen Dolores Hernández que “[t]an repetitivos y gráficos son los pasajes sexuales que cabría preguntarse si se utilizan como recurso para ampliar la lectoría de la novela. No parecen tener muchas otras justificaciones.”

Considero que es un señalamiento cierto, la novela explota el uso de esos elementos. No obstante, ¿por qué el autor se vale de ellos? Me parece que la expresión sexual conlleva cierta pérdida y, sin entrar en las disquisiciones teóricas de rigor literario, el sentido de marginalidad isleña que presenta Rodríguez Julia mezclado con la sinfonía de La Guaracha del Macho Camacho, son los caracteres representativos que Cardona presenta en su obra. O sea, el tiempo del personaje es pura confusión sexual y en cierta medida es una paráfrasis de la Trilogía sucia de la Habana de Pedro Juan Gutiérrez. Quizás la intención que esgrimo del texto es incorrecta, o quizás es cierta y en realidad lo que Cardona realizó fue una pobre materialización de dicho concepto.

Por otro lado apunta la publicación en El Nuevo Día que “[e]l tono de la escritura, por otra parte, es pretensioso y grandilocuente. Se recurre a menudo a frases contundentes –sentencias- que dejan perplejo al lector.”

Las sentencias existen, están allí, lea y las evaluará. Entiendo que la realidad de Cardona era establecer que esa era la naturaleza de su personaje, un idiota que se quedó sin los sueños pero con las manos repletas de reflexiones vacías. Sufre la pérdida a razón de que el materialismo marxiano lo deja en la hecatombe: A Miguel el capitalismo lo venció, sus ideas se hicieron excremento, no le queda nada más en la vida que el sexo, los pensamientos “perla” y una historia absurda que contar sobre como recurrió al enigmático muro para saciar ese vacío. Por lo menos esa es mi impresión; sin embargo, recalco que la visión de la Profesora no está, para nada, separada de la realidad. Lo cierto es que Cardona pudo haber pulido su estilo, o por lo menos pudo haber presentado una excelente idea sin tener que rayar en la frontera resbaladiza del snob.

Concluyo, para no redondear mucho (y considerando la premura de que tengo una clase de Derecho Notarial en las costillas a la vuelta de la esquina) que la obra de Cezzane es imperfecta. ¿Cuál no lo es? Sin embargo, supera a otros textos, incluso de algunos que se hacen llamar “profesores” y supuestamente enseñan como “escribir” narrativa o quizás de aquellos que encuentran juicioso hacer literatura teniendo como base películas pornográficas sumadas a la trillada canción 40 y 20.

La Dra. Carmen Dolores Hernández seguirá siendo una “dura” en la materia, sin embargo, yo me mantengo en el banco, y solo me sacan a jugar el partido de vez en cuando. Ella tiene el nombre y la experiencia para apuntar sus cañones a los libros que quiera, en cambio yo, pobre lector ocupado, me limito a mencionar lo bueno y a saber que es mejor figar de vez en cuando un libro aún cuando hayan otros que me produzcan ganas de torturarlos y exponer sus pobres vísceras a los ojos de los demás con un cartel que indique: ¡CUIDADO... AQUÍ YACE, LACERADO, EL ANIMAL DE LA MALA LITERATURA!

Adjunto el texto original de la Profesora Carmen Dolores Hernández para que evalúen los comentarios. Me alegro, pues dialécticas como esta forjarán un mejor acercamiento a la literatura de Puerto Rico.


La revista

12 de septiebre de 2010

Juventudes encontradas... en Puerto Rico

La prisa es mala consejera a la hora de publicar, como lo demuestra esta novela

Por: Carmen Dolores Hernández

La velocidad de lo perdido

Cezanne Cardona

San Juan: Terranova Editores, 2010, 255 pp.

La prisa es mala consejera, especialmente si de publicar un libro se trata. Esta, por ejemplo, es una novela que hubiera mejorado con más pensamiento y trabajo, con más dirección. No queda claro hacia adónde va y qué se propone el novelista. Tal como está, carece de interés; carece incluso –en algunos pasajes- de corrección (algo que se hubiera podido subsanar fácilmente en la fase de la edición).

...

El contenido erudito –todo sea dicho- le cede el campo rápidamente al sexual. Esta es una novela que abunda en sangre, secreciones y semen. No se trata sólo de la muchacha muda, Silencia, a quien conoce Miguel tan pronto baja del avión en Berlín. Su universo sexual es ciertamente variado. En el texto empieza con la azafata del avión en el que viaja y con los recuerdos frecuentes –sin ahorrar pelos y señales- de su relación con Milena, la argentina que lo instó a viajar a Berlín para que encontrara, según dice él mismo, “el fracaso que necesitaba para convertirme en escritor”. Figura asimismo en la acción la que tuvo de índole sexual con una condiscípula de la UPR, Malva, en la que interviene también su amigo chileno, Ernesto, y la de éste en París con una niña. Tan repetitivos y gráficos son los pasajes sexuales que cabría preguntarse si se utilizan como recurso para ampliar la lectoría de la novela. No parecen tener muchas otras justificaciones.

El tono de la escritura, por otra parte, es pretensioso y grandilocuente. Se recurre a menudo a frases contundentes –sentencias- que dejan perplejo al lector. “El oído está hecho para la pérdida”; “…detrás del mostrador había un carnaval de sonrisas, de abrazos, de aplausos sin música; la misma algarabía que se supone que tienen los que saben apreciar todas las revoluciones perdidas”; “las despedidas viven del vacío de las manos”; “Sus senos eran escasos, pero necesarios. Era esbelta y para ser alemana tenía las caderas anchas como si su cuerpo fuera más de una vez”; “…las vergas grandes … y las ventanas son sentimientos sobrevalorados”. Nos encontramos a menudo con tales “perlas” en el resbaladizo camino de esta lectura.

... Esperábamos algo mejor de un narrador que ha probado ser muy buen cuentista. La prisa es, sin duda, muy mala consejera.

6 comentarios:

  1. Gracias por enviarme tu entrada. Cuando leí esta crítica (no me he leído la novela aún), la tercera persona que se me vino a la mente fuiste tú (los primeros dos fueron el editor y el escritor).

    Lo bueno del arte (y de lo que aquí hiciste) es que hay apertura para una variedad de miradas y aunque CDH se levanta en este país por encima de muchos por su preparación y el medio que tiene a su disposición, hace falta más voces críticas que se vuelquen a la literatura, como a los mismos críticos-vacas sagradas-profesores que polulan en la escena intelectual boricua.

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  2. Gracias mil porque lo valiente no quita lo cortes. Eso es algo que admiro inmensamente. Se puede tener diferencias de opinion sin tener que denigrar a nadie ni negarle su merito. Gracias por ser sabio en un pais en donde todo el mundo quiere derrocar a la experiencia para instalarse ellos como niños terribles y malcriados. Un abrazo grande.

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  3. Nelson, Me fije ahora que mi comentario anterior entro como que lo dijo mi hija quien estaba "logged" en la computadora en su gmail. Aclaro que el comentario es mio. Nuevamente, un abrazo grande y puertorriqueño, Luzma

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  4. Yo no escribo, pero me gusta leer. Me parece bien que apoyemos la literatura puertorriqueña, pero me apena que la manera de defenderla sea a nombre de otros escritores, como esta cita: "que la obra de Cezzane es imperfecta. ¿Cuál no lo es? Sin embargo, supera a otros textos, incluso de algunos que se hacen llamar “profesores” y supuestamente enseñan como “escribir” narrativa o quizás de aquellos que encuentran juicioso hacer literatura". Me parece que una obra es buena por sí sola sin compararla con otra y mucho menos juzgar a los demás que nada tienen que ver con los celos literarios que hay en Puerto Rico y en otros lugares. Por comentarios como esos, es que cada vez nuestro país está peor. La envidia, los celos... acaban con la unión que debe haber en esta sociedad. A los lectores, como a mí, me deprimen este tipo de comentarios. Si la reseña de la señora Carmen Dolores, a la que dices respetar, no te gusta, no defiendas la novela a nombre de la calumnia a otros escritores. El escritor de la Velocidad no necesita defensas como esas.

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  5. ¿No se por qué tiene que pedir disculpas al ejercer un Derecho? Razón por la cual yo no debo pedir disculpa por ejercer el mío. No obstante, no la entiendo. No se ha mencionado a ningún escritor, no se hace referencia a nadie en particular y no hay fichas bibliográficas. Para no despegarnos de los argumento cito ad verbatim todo el párrafo al que hace referencia:

    Concluyo, para no redondear mucho (y considerando la premura de que tengo una clase de Derecho Notarial en las costillas a la vuelta de la esquina) que la obra de Cezzane es imperfecta. ¿Cuál no lo es? Sin embargo, supera a otros textos, incluso de algunos que se hacen llamar “profesores” y supuestamente enseñan como “escribir” narrativa o quizás de aquellos que encuentran juicioso hacer literatura teniendo como base películas pornográficas sumadas a la trillada canción 40 y 20.

    La calumnia se puede presentar por una persona al sufrir algún daño por las expresiones que se hacen/hicieron en contra de su dignidad, su moral, etc. ¿Dónde se calumnia a alguien en este escrito? Sin embargo, al hablar de textos literarios, lo que se habla es de “crítica”. Se analiza la obra, su estilo, su forma y contenido. Para poder hacer un balance, lamentablemente hay que compararla con otras obras. El párrafo que fustiga se refiere a varias discusiones con los propios libreros de la zona con respecto al snobismo que predomina en el discurso contemporáneo tanto en obras literarias, películas, la música e incluso uno que otro anuncio de televisión o propaganda política así como la metáfora sobre la muerte del intelectual y la llamada enseñanza de la literatura (cosa que creo no es muy viable).

    Añado además a la discusión, que ha perdido enteramente el foco de su lectura ya que este texto no critica, ni pretende mancillar las expresiones de la Dra. Carmen Dolores Hernández. No existe tal cosa como una defensa a Cezzane Cardona, la única defensa que pretendo realizar es sobre mí sección radial de Crítica de Libros en Radio Universidad de Puerto Rico. Pensé que la gente se preguntaría por qué el chamaquito de Radio Universidad habló bien de la obra de Cardona mientras por otro lado la Dra. Hernández la criticó a la saciedad.

    Lamento tener que afirmar que el comentario huele a herida. ¿Por qué hablar de celos literarios? ¿Por qué opiniones como la mía dañan a Puerto Rico y su cohesión social? ¿Por qué la defensa incondicional a Carmen Dolores Hernández? ¿Pueden existir expresiones que sean distintas a la de la Dra.? ¿No puede haber un escrito que presente otra perspectiva para que al final sean los lectores los que juzguen?

    Aprovecho para admitir, rectificar y dejar claro, que los domingos LEO A CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ Y PIENZO QUE ES UNA DE LAS MEJORES CRÍTICAS EN PUERTO RICO.

    Además a todo lo esbozado, me preocupa MUCHÍSIMO su estado de ánimo. ¿Por qué lo que yo escribo le causa depresión? ¿Se sintió aludida? ¿Algún escritor amigo o familia suya ha sufrido por lo que escribí? Si he causado algún mal a usted o a alguna otra persona, muy cordialmente PIDO DISCULPAS PÚBLICAS. No sabía que yo andaba causando depresiones y daño al pueblo de Puerto Rico. En verdad que me ha puesto a pensar. Creo que tendré que renunciar a mi trabajo o pedir que eliminen la sección si esto es cierto.

    Le daré un consejo, si no le gusta este Blog…no lo lea.

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