Vientre Expuesto
María Ostolaza
64 páginas
Mercado Negro Editores
Apertura del corazón poético netamente femenino
En una relectura del maravilloso poema épico de John Milton, Paraíso perdido, se puede observar un desdoblamiento en el personaje de Eva al observar su reflejo en el agua. En el texto la primigenia mujer se queda embelezada por su propia belleza, similar al enamoramiento de Narciso. Eva se desatiende de Adán e incluso no es sino con la intervención del Creador que se logra zafar de la belleza que la caracteriza. Este encuentro con la mujer en esencia y sin el aditamento de lo masculino es lo que se observa en el poemario Vientre expuesto de María Ostolaza.
María Ostolaza
64 páginas
Mercado Negro Editores
Apertura del corazón poético netamente femenino
En una relectura del maravilloso poema épico de John Milton, Paraíso perdido, se puede observar un desdoblamiento en el personaje de Eva al observar su reflejo en el agua. En el texto la primigenia mujer se queda embelezada por su propia belleza, similar al enamoramiento de Narciso. Eva se desatiende de Adán e incluso no es sino con la intervención del Creador que se logra zafar de la belleza que la caracteriza. Este encuentro con la mujer en esencia y sin el aditamento de lo masculino es lo que se observa en el poemario Vientre expuesto de María Ostolaza.
En esta colección la voz poética se reafirma como mujer en mente y verso. María Ostolaza se vale del elemento erótico para traernos un poemario que invita a una lectura distinta, más atrevida y voraz. Los poemas son libres, tanto en temática como en estructura. En ellos predominan un buen uso de los saltos y los silencios líricos así como un desprendimiento de la tradición erótica ultra-romántica. Resaltan en esta línea los poemas “Una sola pieza” y “Maldito vientre”. En el primero se atiende el reconocimiento de la mujer como ser sexual capaz de ser la cazadora y no la presa en la jungla erótica. En el segundo predomina el reconocimiento de la voz poética de su feminidad.
Ostolaza desgaja versos crudísimos en donde el cuerpo de la mujer se convierte en el crisol literario que según la propia autora “son los bocetos de los encuentros que transmutan algunas vidas. Son las odiseas del cuerpo de cualquier mujer.” Así se ofrecen, además, los poemas “Blanca”, “Doblando las horas” y “Nada de nada”.
Sin embargo, la voz humana se silencia ante el discurso de la mujer libre, sin vicios sociales o religiosos. En este aspecto se consideran los poemas “Exquisito cadáver”, en donde la voz se desprende del amante indeseado, “Beso clandestino”, en el cual el juego sexual prohibido se vuelve poesía y el poema “Onanismo”, en donde se asegura que la mujer es satisfecha sexualmente incluso en la soledad condicionada por sí misma.
Vientre expuesto cuenta con las ilustraciones del pintor peruano Francisco Vílchez en lo que se presenta al lector como una excelente imbricación entre el arte gráfico y el poético.
Pocos poetas se atreven a hablar con la libertad que lo hace Ostolaza, en su poemario no hay excesos, hay realidades, y mucho más que eso, realidades que pertenecen al género femenino. La voz declama no como método de escape discursivo sino como la reafirmación sexual que incluso en nuestros días se le quiere privar a las féminas de nuestra sociedad.
Pocos poetas se atreven a hablar con la libertad que lo hace Ostolaza, en su poemario no hay excesos, hay realidades, y mucho más que eso, realidades que pertenecen al género femenino. La voz declama no como método de escape discursivo sino como la reafirmación sexual que incluso en nuestros días se le quiere privar a las féminas de nuestra sociedad.
Vientre expuesto es un libro corto, pero que hay que leer con mucho detenimiento. Se lo recomiendo al público en general ya que en él se toca un aspecto de la mujer que por obligación moral todo ser humano debe conocer y respetar.
El ave del amanecer
Germán Brau
96 páginas
Letra2 Editores
Germán Brau
96 páginas
Letra2 Editores
Germán Brau nos trae un libro dado a las tardes solitarias y a las lecturas furtivas. El ave del amanecer es una reafirmación de los matices clásicos en nuestra poesía isleña. Este poemario presenta una vertiente más tradicional y amena que la acostumbrada libertad lírica de la posvanguardia. Sin embargo, Brau compone versos sutilmente pulidos, como el escultor que define sus trabajos con la lima y no con el cincel. Sin lugar a dudas, nos encontramos con una vertiente que llenará las expectativas de los seguidores de Benedetti, Neruda, Pessoa y Garcilaso de la Vega.
El ave del amanecer, es un poemario lleno de suspiros, candentes pasiones y amores que suben y bajan con una libertad lírica que no descansa en lo trillado. Germán Brau se suelta de su faceta de juez, filósofo del derecho y profesor para vestirse con el traje del lisonjero urbano. A los efectos, la voz lírica es una alabanza viva hacia el amor y sus circunstancias. Brau le escribe a la soledad, el desenfreno, la vida, el despecho, la fijación y hasta a la misma poesía.
El ave del amanecer, es testigo de cómo el letrado olvida la verborrea y transforma su discurso en un acto de cadencias y formas. Los poemas obedecen a la tradición de la rima consonántica, la buena métrica clásica y el vocabulario dieciochesco. Afloran en el libro las alusiones a E.E. Cummings, Francisco de Quevedo, Gutierre de Cetina y otras figuras de las letras internacionales. Sin embargo, no por esto se deben restar las influencias de un estilo beckeriano y solitario como el de César Vallejo. En su estructura, el libro comienza con el poema “Glosario” el cual sirve de base para entender que el poeta desmenuzará hasta su propio corazón en el libro. Le siguen otros como “Estado de Cuentas” y el maravillo cuestionamiento filosófico en la pieza “Posdata para Sócrates”.
El ave del amanecer se divide en cuatro partes que varían en temática filosófica e incluso estilística. Hay que resaltar que entre la oferta poética se encuentran sonetos clásicos y décimas que se entrelazan con otros estilos. Un ejemplo de lo último se encuentra en el poema “Décima 4” en el cual, haciendo muy buen uso de la glosa, el poeta estratifica unos melancólicos versos de Rafael Alberti.
El ave del amanecer, es un libro muy pensado, digno de una lectura pausada y reflexiva. Este poemario es una pieza de gran valor para los amantes de lo clásico, lo nerudiano e introvertido.
Tambien me gusta el cuento de Parque de diversiones de su libro de cuentos Perros de carretera. Maneja diversos generos literarios con una maestria exepcional e irreverente.
ResponderEliminarQue vuelva a publicar y a sorprendernos con nuevos Titulos, estamos avidos de buena literatura.