lunes, 8 de diciembre de 2014

El extraño tejido de Victor Fowler @ Radiouniversidad de PR

El extraño tejido
Víctor Fowler Calzada (Cuba)
Editorial Heredia

No son muchas las instancias en donde se puede conseguir un genuino libro cubano. Y por cubano no se debe malinterpretar que el autor sea cubano sino que ha sido escrito, editado e impreso en esa otra ala de la ave que somos. En esta ocasión traigo a la atención del público el poemario El extraño tejido de Víctor Fowler Calzada.

Tomado de www.afrocubaweb.com
Este poemario llegó entre las discusiones y lecturas del Festival de Poesía de La Habana de 2012. El texto de Fowler es tripartita y deja una fuerte impresión en torno a la capacidad de absorción de la mirada poética que luego se traduce al poema. En puridad Fowler devora los detalles de una Cuba múltiple que tiene sus bellezas y sus ruinas, sus noches familiares y sus soledades.

El paisaje habanero es sumamente retratado en los versos. No obstante son las miradas a lo cotidiano lo que hace del poemario un verdadero deleite. De esta forma observamos los juegos de la niñez que busca entretenerse por las calles. De otro lado se encuentran los borrachos del barrio que enfocan su alegría en el tramo que existe entre la botella y la boca. Otro elemento que resalta Fowler es la lluvia, denotando que el aguacero en La Habana es la oportunidad de observar sus contornos y de estudiar la tesitura de sus habitantes.

Tomado de havana-cultura.com
El texto recibe su nombre de la segunda parte del poemario. Aquí la voz se torna más crítica y reflexiva. Por otro lado, los temas abordados parecen allanarse más a la condición humana que a las dimensiones del paisaje. Fowler discurrirá por elementos como la memoria y su capacidad de enlazar a la familia y los amigos. Además, habla sobre los viajes y la forma en que las partidas y despedidas son una promesa que no siempre se cumple.

La última parte del poemario, titulada "La fuga", aparece como un reflexión religiosa y ética. Vale resaltar que aunque marxista acérrimo, Fowler encontró en las líneas de Lezama Lima lo que él llama "la belleza del catolicismo".  Estos elementos se mezclan nítidamente para producir una conclusión al libro que no peca ni de abrupta ni de parca.

El extraño tejido tal vez sea un libro de difícil acceso. No obstante, la obra de Fowler Calzada ha sido ampliamente difundida por el ciberespacio.

Para Radio Universidad, en la Sección de Crítica de Libros, les saluda el profesor Nelson Esteban Vera Santiago. 


martes, 11 de noviembre de 2014

Prosac de Mayda Colón en WRTU*

     La poesía sigue dando muestras de latidos fuertes en nuestras librerías. En los pasados años una veintena de vates han encontrado su espacio en publicaciones de autor o en editoriales pequeñas. Hoy apuntamos a una de ellas. Prosac de Mayda Colón es un poemario que invita a la lectura de nuestra nostalgia y la ciudad capitalina.

Foto del texto tomada de www.amazon.com
     Con un tono melancólico y reflexivo la autora detalla versos a los elementos más nimios de Río Piedras, Santurce y el Viejo San Juan. En este texto las grietas, las aceras y los huecos en la calle se combinan con el silencio de las iglesias y el vagabundeo de una voz poética que desea fundirse con las historias de la ciudad y su propia familia.

     Mayda Colón nos muestra en sus páginas un intento por detener el tiempo, combatir la inmovilidad y el olvido del Alzheimer. En varios de los poemas se percibe una genuina labor de memoria que muchas veces recrea la niñez quebrantada ante la ausencia de la madre, En otras instancias la figura femenina de la abuela ocupará el cambo y se presentará como un cuerpo arrugado similar a los caminos y las grietas de San Juan.

     Prosac también presenta el espacio urbano como el producto de la Babel políglota que se codifica y decodifica a sí misma. En otras ocasiones, el espacio citadino asemejará a la caja de Pandora abierta de par en par pero que de alguna manera ha aprendido a vivir con sus demonios.

     La publicación aparenta recibir su bautismo en la página 77 y 78. En estas la poeta explota con un
Foto de eltaller.de
suplicio a favor de la locura diciendo: "No me prohíban la tristeza...." De esta forma el poemario se lanza hacia un coloquio con el lector y es a su vez una invitación para apreciar la nostalgia.
En algunas ocasiones Prosac se aparta de este cometido y adopta un discurso crítico-social. Este elemento dista de la uniformidad que desarrolla el libro pero no le resta originalidad.

     Así, Prosac a veces le cantará a la pobreza, la desigualdad, la violencia y a la circularidad que parece consumir a Puerto Rico.

     El poemario cuenta también con una excelente selección fotográfica a cargo de Zayra Taranto lo cual deja entrever un cuidado de edición puntilloso y efectivo. Este elemento se suma a la forma horizontal o tipo "landscape" de la publicación la cual simula la mirada absorbente de quien lee a las ciudades.

*Al aire en la sección de Crítica de Libros de WRTU 89.7fm el 10 de noviembre de 2014.

martes, 28 de octubre de 2014

Texting y Retablo de perpetuos: 2 libros, 1 autor...a algo así

Presentación Texting y Retablo de perpetuos 
Librería AC
Santurce
25 de septiembre de 2014


Texting

Fernando Álvarez Pardo

La poesía puertorriqueña de la última década ha mutado en concordancia con la creciente ola de avances tecnológicos. Este acto refleja la noción de que es un género todavía palpitante a pesar de los embates que recibe constantemente de otras manifestaciones culturales. Podemos decir que se ha fortalecido y que ha acuñado nuevamente los elementos de la comunicación como foco de su intención artística. En esta línea, específicamente en la noche de hoy, nos toca develar un nuevo hito en el quehacer poético puertorriqueño con la presentación de Texting de Fernando Álvarez Pardo.

Vale iniciar esta plática diciendo que el poemario es un juego de estructura. De esta forma, comienza con el poema "Invitación" y establece el carácter de continuidad que permeará la composición de los poemas. Siendo clichoso, hay que colegir que la continuidad es algo de todos los días. Su relación con el ser humano como sensación temporal y como meditación de un estado de constante mutación hacen que la observemos como algo digno de poetizar.

En base a esto, el primer poema presenta una posible lectura que propende a considerar que los sujetos a los que hace referencia— que según la voz poética "me escuchan"— son los poemas en sí. Poemas que estudian sus propias ediciones y que son conscientes de la continuidad. Surge aquí también una imagen de continuidad, la del río, elemento que fascinó a nuestra Julia de Burgos pero que el poeta trae aquí con un sentido similar al de Heráclito cuando afirmaba: "no nos bañamos en el mismo río". Esta figura es firma del poeta y aparecerá más adelante en el poema "Devenir".
Otro tanto se puede decir del poema "Transición" el cual lee "Una hilera de árboles se aposentan en la tarde." Aquí la palabra hilera vuelve a reforzar la continuidad. Sin embargo, el final del poema señala una congelación del tiempo. (Precedido por una pausa) Es en ese momento que nos damos cuenta de que a la voz poética le afecta la paralización de la continuidad o por lo menos los efectos que hace que como ser humano pensemos que el tiempo se nos rompe y detiene. Veamos como otro ejemplo el poema "Pronóstico" en donde dice: "Continuarán las cosas sin que suenen mis labios, la brega de los días que irán desmenuzando." Ese "sin que suenen mis labios" es la gran ruptura de la continuidad, es una metáfora de la muerte, pero no la muerte física sino la muerte poética que tienen los artistas del morir (salvo, claro está, Horacio Quiroga, quien es el gran testigo de la muerte).

Es palmario que la muerte aparecerá por algún lado. De esta forma Texting juega con las premoniciones que puede hacer el lector, quien ya ha identificado la continuidad y que sabe el peligroso juego de detenerla.
Tomado de www.myfaceinforums.com

Sin embargo, la voz poética no solo ofrecerá este problema sino que escarba en el elemento ontológico del "ser sin serlo". En algunas casos va más allá y presenta al lector con un cuestionamiento acerca de la identidad. El efecto de estas consideraciones lleva a analiza a Texting como a una pandora que esconde entre los versos la "otredad". No obstante, la voz la presenta como una "otredad" reconocida. Lo que no sabes es quién reconoce y quién no. Posibilidades sobran acerca de quién puede ser ese otro: 1) El lector en el poeta 2) El poeta en el lector 3) El poeta frente al poema o 4) El poeta frente alguna otra cosa que lo obliga a cuestionar su yo.
Si fuésemos a seleccionar una de estas quizás nos inclinaríamos por la última. Este salto no es ciego ya que la prueba necesaria Texting la ofrece al mostrar la sensación de salirse de lo propia carne. Esto lo llamaríamos el auto-exilio del cuerpo.

Más o menos por aquí es que aparece la pieza "Y yo despierto" en donde la voz poética va a jugar con estos exilios de la propia carne. Apunta el poema: "...he vuelto a mis facciones como si fuera ajeno, intangible y desnudo, convencido de que hay alguien en mí que no conozco." Con esto podemos atisbar que la salida de la propia carne nos amarra nuevamente a esta otredad que persigue al poeta y que observamos previamente. Sin embargo, obliga a preguntarnos si esta otredad no se desdobla en un problema de identidad de quien ha sido exiliado de su propio cuerpo y regresa a él confundido y desubicado. Ejemplo de esto se observa en el poema "Dos en uno" cuando indica "No me parezco a mí, pero aún respondo a las sílabas usuales, y en la calle los otros me saludan como si fuera el mismo."

Puede entonces plantearse que ese exilio de la carne en Texting funciona como un "shock". Algo o alguien perturba a la voz poética de tal forma que lo saca de su propio cuerpo y cuando regresa a él lo hace de forma aturdida y confundida. Este impacto tiene que ser suficiente como para crear la sensación del detenimiento de la continuidad. Ya esbozamos que la muerte puede crear esta reacción. Entonces, esto obliga a la pregunta: ¿Qué tiene que ver la muerte con la poética de Texting más allá de ser un recurso temático? Dejémosla en el tintero.

Otro elemento interesante del poemario es la adopción de la sensación de la inutilidad del arte. Esto ya ha sido trabajado en otras literaturas, por ejemplo se desprende muy bien del prefacio de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. En el caso de Texting este elemento se puede estudiar en el poema "Compensatorio" donde la voz poética expresa: "A veces reconozco que todo es casi inútil, y mis horas se  aferran como silogismos sobre el acervo empeño de una página."

Ese sentimiento de inutilidad contrasta con el devenir del tiempo que lleva a la sensación de "perecer". No obstante, en nuestras latitudes, el sentido de perecer va ligado a la pérdida, que no es de carácter general sino que está específicamente ligada a la "partida", principalmente a la migración a los Estados Unidos. Así perecer y partida son palabras con "p" de puertorriqueño y con esta sumatoria el poeta— también con "p"— conjuga la pieza "Migratorios" la cual revela: "I know that everything I hold will perish. I belong to islands, to the trace of others, fixed into motion between the things I felt and the things I followed." Esto se repite en el poema "Big Sur" en donde la voz expone que "[l]a costa que se aleja entre la niebla como un cuerpo abandonado, despidiéndose." Esa despedida es otra pérdida que solo se puede sentir en las islas. Otro tanto, que no menciono pero señalo, se presenta en el poema "Día de los muertos". Así que el que quiera leer que lea.

Texting es un juego de comunicación poética. Un acto que remonta a los inicios del análisis poético formalista de Jakobson. Esto se ausculta en el poema "Requiem" en donde existe un juego entre receptor y emisor, pero se deja claro que el lector es un receptor simulado ya que es la voz poética la que recibe la llamada telefónica que le informa la muerte de su hermano a quien lo amarra "un coloquio final que nos enlaza." La ausencia, la despedida y el "perish" de la comunicación con el otro, con el hermano, llevan a  la voz poética a auscultar un tipo de "texting" más rudimentario, las correspondencias en papel. He aquí el final del poemario. La contestación que relaciona la muerte, la poesía y la continuidad. Tal como dijimos anteriormente, la muerte del ser querido es el "shock" que obliga al exilio de la propia carne. Hace que el poeta salga de sí y que regrese en un estado catatónico que lo obliga incluso a no reconocerse en el propio espejo. Como la mensajería moderna, el anuncio de la muerte es parte de la continuidad, Texting es llanamente la construcción poética de una continuidad violentada por lo súbito.

Para información del texto:
http://www.editorialislanegra.com/index.php?page=shop.product_details&product_id=331&flypage=flypage.tpl&pop=0&option=com_virtuemart&Itemid=7

Retablo de perpetuos 
Leo Cabranes-Grant

La poesía goza de unas libertades que permiten los saltos súbitos y las caídas en falso. Es un vehículo para hablar desde los espacios cotidianos y los no ortodoxos. Podríamos ser el otro, el ajeno, el perdido. Véase como ejemplo la reciente publicación de Estrategias de la catedral de Vanessa Droz en donde la voz poética se sitúa en la tecata que ignoramos a diario. En sí esto no es exclusivo del género poético, es algo que aparece en toda literatura, así podríamos dar un ejemplo concreto y clásico en Garcilaso de la Vega, El Inca, en donde la voz del híbrido aparece en la crónica. Sin embargo, los efectos de la crónica son muy distintos al de la poesía. La base radica en que la segunda nos permite licenciarnos de cosas.

El texto que presentamos hoy, Retablo de perpetuos de Leo Cabranes-Grant ofrece una mirada a esta capacidad de licenciarnos para ocupar espacios. Este poemario tiene una estructura tripartita que como la teoría científica presenta como su génesis el mar.

De forma turbulenta y salvaje los poemas de esta primera parte tienen saltos y torbellinos. Son poemas concretos con una forma libre que asemeja el vaivén de las olas y en algunas ocasiones la zambullida a espacios de aguas profundas que obligan a sobrevivir de los versos como si estos fuesen el mismísimo aire. Hay palabras usuales y también hay peces extraños. De esta forma el uso de neologismo cobra una mayor importancia. Por ejemplo, el término "Ahoridad" es para la voz poética lo que se posee de instante y se pierde de las manos. Es el agua misma pero no podemas dejar a un lado que el propio poema es una ahoridad. Como dice la voz poética es "Tinta/ Inestable".
Esa instantaneidad es también la ola marina que constantemente aparece en estos poemas. La ola se tiene entre las manos por un breve lapso de "ahoridad" y motiva, como en el tercer poema, a dar "el salto".

Cabranes-Grant no nombre sus piezas, meramente las numera para dar un aire de exploración a sus poemas. Así, en el poema número IV de esta parte contesta el ejercicio de la despedida y la pérdida que emula el intentar asirse de una ola. Dice la voz: "y atrás queda la isla, atrayendo centrífugos deslindes de caoba, el termal asidero de las reminiscencias." Aquí la ola se convierte también en el pueblo de la voz poética. Las reminiscencias a las que se refiere son esos detalles que el exilio impregna de una fortaleza extraña. Se desprende entonces de la poética de Cabranes-Grant que aquellos que viven en la lejanía mantienen su identidad gracias al ejercicio de hacer memoria.
O sea, esos recuerdos los presenta como un vivo ecosistema de estuario, al que hay que recordar como un intersticio, un espacio de negociaciones biológicas que ahora la voz poética transforma en negociaciones culturales de despedida y recuerdo.

Estas despedidas son el producto de cambios voluntarias. Por eso la sensación de migraciones constantes también se deja ver en este poemario. Lo revela el polimorfo verso que lee: "De tanto ir y venir entre el ser y el estar te pesa un poco menos la partida." De esta forma se evidencia que la voz poética ha adoptado la filosofía del trotamundos y que el movimiento constante lo inmuniza de las despedidas.

la segunda parte del poemario: "Tú y ello; juntamente" presenta una poética más tradicional. No habrá una libertad extrema en las estructuras, observaremos muy poco de las aguas turbulentas y cargadas de vida que se presentaban en la sección anterior.

Es importante destacar que el poderoso comienzo de esta sección no deja espacio para el respiro, dice la voz poética: "Y es que somos los ojos de los muertos. A través de nosotros aún miran las cosas." Los versos presentan una temática mucho más oscura en donde la muerte exige un entronizarse para convertir a los vivos en instrumentos de sensibilidad.

Tomado de coldgroundpoetry.blogspot.com
Más adelante el poeta presenta la idea de ser "Tu cara en doble mío". Esto se compara con la otredad familiarizada que muestra un rostro más siniestro: el del propio lector. Por ello la voz poética apunta que será "Yo detrás de tu rostro, desde adentro . Observándolo todo. Escuchándolo todo." Juntando los planteamientos se llega a la conclusión de que en estos versos se desprende la propia muerte de la figura del poeta quien ya había dictado la posesión de los vivos como instrumento de sensibilidad. Vale entonces preguntar: ¿Es esta alusión un juego con la ya superada muerte del autor? ¿Juega con nosotros el autor que revela su propia muerte pero que afirma que vive a través de la lectura que hacen los otros?

El objeto de estos poemas serán en otras instancias los cantos al tiempo. Aquí lo temporal se bifurca para dar paso a una realidad contorsionista que aparece en versos como: "En el día siguiente que ya está pasando." y "el día postrado." Tan así es el afán de división del poeta que incluso predica la bifurcación de las personas.

Atado a lo anterior, el fenómeno del doble (que podríamos cuestionar que no es un doppleganger) se enfrenta a la realidad de una conciencia.

¿Tiene que ver esto con los muertos que sienten y ven a través de los ojos de los vivos? Sí. Pero no es que un sujeto domine el cuerpo del otro sino es que en un cuerpo coexistirán dos conciencias. Por lo cual, en esta sección la voz poética promueve la simbiosis de dos entidades, una de ellas incorpórea y necesitada de una materialidad. Sin embargo, la conciencia artística quiere dejar claro que es independiente y libre a pesar de estar atada al cuerpo o vehículo. Dice la voz: "listen: no somos el uno frente al mismo. No saben calcular: sobra el espejo."

Queda la pregunta: Si la voz que poetiza es la del vate, ¿a quién pertenece el cuerpo poseso? ¿Quién es el vivo en estas lecturas? Obviamente, el lector es un instrumento de relectura de los poemas pero considero que también el otro cuerpo es el del amante.

Sumando las pistas, el vaivén que nos presenta la primera parte es un canto a la ausencia del origen, de la madre. Esta ausencia mata o por lo menos crea una voz poética que se siente muerta y que existe cuando ve las cosas a través de los ojos de otro. Ese otro que ve, que observa da vida al muerto, o sea produce esa sensación de seguridad en la realidad. La mejor forma de describir esto es haciendo alusión a esas instancias en donde nos sentimos vivos porque otro nos mira, ese otro a veces es el amante, la pareja.

Un poco relacionado a esto es el poema número IX de esta sección el cual juega nítidamente con los problemas de la traducción, principalmente lo que llamaríamos aquí una traducción emocional. Ya aquí nos damos cuenta de que la voz poética anda vivita y coleando pero que vive con una ausencia de haber dejado a su Isla. Por lo cual, vive con la muerte que llevan siempre adentro los que convierten en extranjeros. No obstante, el poeta ha encontrado una nueva patria en su amante.
A raíz de esto, el poema presenta a una voz poética que comprende que el acto propio de construir una gastronomía isleña es insuficiente cuando se vive exiliado de la Isla (Ya aquí se presume que todos los presentes se han identificado con ese imaginario puertorriqueño que se ve forzado a vivir fuera de nuestras costas). Por ello indica "Pero no estoy 'aquí'". Así entre bastardillas, como para evocar que el acto de la cocina no tiene el mismo sentido cuando se está en el extranjero porque es a su vez un ejercicio de traducir lo culinario por lo meramente alimenticio. Es por esto que la voz poética sirve yuca frita sin ser entendido. "Puerto Rican food" dice el otro, y solo un puertorriqueño sabe que comer una yuca frita es un acto de cultura y lenguaje que solo otro puertorriqueño entenderá a cabalidad.

La tercera parte del poemario se llama En San Juan y evoca una ciudad capital carcomida y gastada por las pisadas. Los poemas conversan muy bien con Los pies de San Juan de Eduardo Lalo.
Hay que resaltar que el sentido de decadencia se trabaja desde el ejercicio de la memoria. Así, estos poemas son una reflexión que medita el paso del tiempo a raíz de un fenómeno que damos por sentado pero que en realidad es una burbuja en el tiempo. Con la imagen del cementerio destruido que aparece en el poema II, el cual lee “[l] os sepulcros yacentes, partidos por el rayo de los relojes mustios, parecen tecatos adormecidos” podríamos atar cabos con la poética de Paul Valerie o Charles Baudelaire, los dos titanes del movimiento decadentista francés.

Es curiosa la manera en que la voz poética observa con distanciamiento los cambios de su Isla. El cementerio, El Morro y el Cuartel de Ballajá serán un hito en el tiempo que poco a poco se adormece con los cambios del desarrollo y la criminalidad del siglo XXI. Para la voz, Puerto Rico se desdobla hacia el futuro y deja ver una nueva forma de aquello que el célebre Arcadio Díaz Quiñones llamó “El arte de bregar”. Prestemos atención a la nota acerca de la transacción de drogas que aparece en el poema V:
Un borbotón de hombres en camiseta se dispersa junto a un carro. Venta de trances. Negocios de la sangre coagulada. Figuración de los bohíques en los patios internos. Al otro lado de la Norzagaray se alquilan los pisos con vista al mar. Hay que mantener las corneas elusivas, observar por encima de las casas apiñadas en el barranco, evadir el mercado de las tribulaciones.

Subráyese la relación que practican las palabras “Negocios” y “bohíques” lo cual crea una relación histórica que no escapa la insinuación política. Puerto Rico se ve aquí como un embudo capitalista que ejecuta la compraventa de la decadencia. Sin embargo, la mirada se desgana del asunto por mor de la supervivencia y gira hacia la Norzagaray en un ejercicio hasta de respeto a lo que hoy en día se ha convertido en lo ominoso.

Estos elementos llevan a pensar que Retablo de Perpetuos de Leo Cabranes-Grant es un libro de una poética cargada de reminiscencias borincanas. En cierta medida, el trabajo de temas como el mar, la ausencia, la partida y la comida lo delatan. No obstante, es curiosa la similitud que tiene con el poemario Texting de Fernando Álvarez Pardo. Si afinamos el ojo se puede analizar esa extraña inclinación de los poemas por los sujetos dobles o, a mejor decir, el sujeto que es en realidad un doble. Poco importa perdurar la tomadura de pelo literaria a la que fue expuesto el presentador, el público y la propia poesía en estas dos presentaciones: Fernando Álvarez Pardo y Leo Cabranes-Grant son el mismo muerto que observa y siente a través de nuestros ojos de lector. Son, en realidad, dos autores y un solo escritor.


martes, 16 de septiembre de 2014

El Oneronauta de David Caleb Acevedo @ RadioUniversidad


 
Tomado de http://amazingezone.com/paintings/magical-realism-surrealistic-paintings-by-tomek-setowski-from-poland/
            Pocas han sido las publicaciones que en los pasados 5 años hayan sobrepasados las 150 páginas de contenido. No hay duda de que el fenómeno obedece a múltiples factores, entre estos: Como siempre está la crisis, por otro lado el enfoque de las nuevas editoriales y por último, pero no menos importante, las exigencias del público lector del siglo XXI. Sin embargo, la novela que resaltamos hoy, El Oneronauta de David Caleb Acevedo, rebasa muchas de estas paredes.
            Esta publicación se separa de sus homólogas por su alto contenido fantástico y mágico-realista lo cual apela a la juventud deseosa de una literatura que se asemeje a los clásicos de aventura. El lector atento se dará cuenta de las influencias de los clásicos como The Hobbit, Alicia en el País de la Maravillas, El rey Arturo y las historias de los hermanos Grim.
Por otro lado, la ecuación se balancea con los atisbos de imágenes prestadas de Borges, Cortázar, García Márquez y otros más afines a la alta cultura literaria. De esta forma no podemos negar que El Oneronauta se encuentra en un espacio de esferas concéntricas. Así, toma prestado de la fantasía y de la literatura clásica para llevarnos a un mundo pocas veces trabajado en la literatura puertorriqueña.
Tomado de innervision.tripod.com
Acevedo es un escritor meticuloso, que cuida su sintaxis y sus estructuras de narración. No hay duda de que para ser una publicación de una editorial emergente tiene una edición simplemente envidiable.
Por lo demás, en el texto se presenta una exaltación de lo onírico y un repudio al fundamentalismo religioso. La obra eslabona estos elementos con la liberación sexual del personaje a la vez que resalta la división de un mundo mágico de sueños y una cruda realidad. En este aspecto, Acevedo desarrolla una especie de Fantastique según clasificada por el teórico Todorov.
La novela abre camino a una nueva generación de lectores y tal vez se presente como una contestación a publicaciones pequeñas a razón del costo de producción. Por otro lado, no le faltan detalles capaces de ser analizados por la sicología, los estudios de culturales y la teoría queer.


miércoles, 16 de julio de 2014

Chingos, un enorme queso en el cielo y el aullido que esconde el norte: Un vistazo a Imaginario de luna de Pepo Delgado Costa*

Tomado de Isla Negra Editores
Desde hace más o menos un año y cinco meses llevo viajando a la tierra de los lobos puertorriqueños. En este recorrido he juntado aquellas memorias donadas por familiares que versan sobre un pueblo rico en economía y movimiento mercantil en donde todo el mundo busca  de ratito en ratito espiar el mar. No hay duda de que Arecibo cuenta con una ubicación envidiable y con una historia extensiva que si bien desarrolla orgullo provincial para algunos debería provocar mucha curiosidad en otros.  
—Así, así— como dicen nuestros viejos en los campos, hoy vengo a discursar sobre la producción literaria que bautiza a este pueblo. El libro de marras, Imaginario de luna, de Pepo Delgado Costa es un libro atento al detalle, que mezcla lo conciso con lo abundante y que opera con una compleja diégesis que lleva a cuestionarse, con sinceridad, la circularidad de lo cuadrado. No para menos el autor emplea esta metáfora desde el principio.
Ahora, Imaginario de luna se añade a la tendencia narrativa actual de hilvanar los cuentos mediante elementos simbólicos o metafóricos. Esto permite la sutileza de que el primer cuento sea intrínsecamente parte del último. Todo el aparato cuentístico departe hacia el mismo conjunto de denominadores comunes: —obviamente— la luna, los perros y Arecibo.
Foto de la Universidad de Ohio
La primera pieza, titulada "Ley de etiqueta" ofrece dos posibles lecturas a raíz de la ambigüedad lógica del vocablo que lo denomina. Así, etiqueta puede ser el sello con que Delgado Costa presenta su producción narrativa al lector, o sea un signo en el sentido semiótico que le comunica algo al lector, una marca o un "tag" que informa. No obstante, también podría aceptarse como la etiqueta del buen gusto y refinamiento que el personaje busca entallar durante su relato. Mucho se podría decir de la construcción de este primer encontronazo literario: 1) el autor comienza con resquebrajar el lenguaje, 2) prosigue con la falsa promesa de la rutina de un profesor y 3)culmina con un salto al vacío que parecería el producto de una abrupta clausura de la tediosa agenda del personaje. Empero, Delgado Costa, cual relojero puntilloso, ofrece más ya que al final del relato se observa la primera clave del libro: existe la posibilidad de que nuestro inocuo profesor esté relacionado a un hombre lobo.
El segundo relato desata entonces el vaivén de transiciones que dominará al texto. Aquí un perro Husky atontado comienza a relatar su historia. El dato que alimenta las ganas de leer es que al parecer existe una canicultura o perricultura que domina a Río Piedras. Allí los perros se pelean por los puntos de comida, se traicionan y pecan unos con otros semejante al bajo mundo que tanto auge tiene hoy en día. Esta dinámica se elaborará con mérito en los cuentos "Guerra urbana" en donde las perras ejercen su matriarcado y luchan por jurisdicciones, "Vente, que nos fuimos" segunda parte de la entrega pero esta vez los perros se mudan a Arecibo y "Pon el cerdo a volar" en donde algunos de los perros deciden convertirse en cineastas. Este último, juega con el dicho estadounidense que se traduce o traiciona por "cuando las vacas vuelen".
Ahora, la concatenación de cuentos caninos ocurre a la par con la originalidad del primer cuento. Con respecto a nuestro querido profesor no tenemos mucha noticia después de su salto. En una transición tipo in ictu oculli, nuestro personaje se encuentra en Río Piedras y así se comprende que todas las gestiones hechas en el primer cuento eran la preparación para un viaje. En Río Piedras nuestro académico sueña de forma surrealista con perros en la pieza "Tres puertas". 
Algunas pistas hasta ahora: el personaje se encuentra en Río Piedras, tiene una cita importante pero se topa con el cadáver de uno de los perros de la juntilla que peleaba por los puntos de comida y por último pero no menos importante, tiene un problema de bebida que lo lleva a pensar en venganzas y sangre. Por decir algo más de nuestro misterioso ente de ficción, al otro día viajará a Arecibo.     
Ahora, Imaginario de luna se despega un poco de esta oculta trama y deja ver un lado historiográfico y biográfico. Las secciones tituladas "Puerto de Costa Brava"— partes uno y dos— permiten recontar algunas de las figuras insignes de la Villa del Capitán Correa. Estas se vislumbran desde el primer cuento y luego toman forma en una serie de viñetas que emplean el lenguaje coloquial de diversos entrevistados que quedan anónimos. Figuras como el Nene Correo, el lobo Urdaz, el Colegio San Felipe, la familia Oliver y la familia Cadilla, entre otros, se discuten en forma amena con el fin de hurgar las fibras de la fundación de Arecibo.
Más o menos a mitad del texto aparece el relato "Cambalache sugar" el cual comienza a despuntar la narrativa mágico-realista de Imaginario de luna. Esta pieza resalta por la habilidad de recrear espanto y establecer a la vez una ficción fantástica que ata la serie "Puerto de costa brava" con otros eventos que sucederán in futurum. En puridad, "Cambalache sugar" mezcla el tema perruno con el béisbol  y lo sazona con un toque diabólico a lo Evangelio de San Marcos Capítulo 5, versículo 9.
Imaginario de luna rompe entonces con la realidad a partir de "Pon el cerdo a volar", como señalamos anteriormente aquí a los canes le da con ser cineastas. El cuento es a su vez una estrategia de planificación urbana mediante la cual uno de los perros esboza cómo Arecibo puede mejorar económicamente a través de la industria del séptimo arte. Sin embargo, lo importante de estas letras es mostrar la habilidad imaginativa de nuestros personajes caninos. Entonces la cúspide del libro se abrirá paso en el cuento "La calle del Puente de Hierro", esta es sin duda una de las piezas mejor logradas por la pluma de Pepo Delgado Costa.
El cuento presenta a un Arecibo del siglo XIX el cual se cuece en las fiestas de San Felipe. La velada de vagabundeo de dos señoritas se convierte en pesadilla luego de que los jóvenes Miguel Roses Mayol y Reinaldo Carías llegaran en tren cargando su equipaje desde Río Piedras— que no sorprenda la sorpresa— y una leve afición a la luna.
Lo interesante del evento radica en la manera en que se narran los rápidos contornos que culminan con Roses Mayo y Carías amarrados, espumeando por la boca y advirtiendo en los demás una fuerza sobrehumana. El autor nos ilumina con una anécdota de la familia de Carías: lamentan estos que al irse a estudiar, su hijo fuese atacado por una bestia en Sogne d' Auvers el famoso bosque donde se reportaron los ataques de la Bestia de Geveudan. Así, "La calle del Puente de Hierro" estipula la razón por la cual Arecibo siempre ha sido lugar de lobos.
Tomado de deadlymovies.wordpress.com
Poco basta con decir que los apellidos Roses Artau-Mayol son sonoros, así como el joven bobolón de barrio, Bartolo, quien sobrevive el encontronazo con un mordisco de hombre lobo en el hombro. Una leve búsqueda cibernética presenta la existencia de familias insignias con dichos apellidos. Entiéndase la siguiente esquela en el periódico La Vanguardia de España del 16 de mayo de 1916:
En la iglesia de Nuestra Señora de Pompeya se celebraron ayer divinos oficios en sufragio del alma del que fue abogado fiscal sustituto de esta Audiencia, persona estimadísima en el seno de nuestra alta sociedad, don Lorenzo Rosés Artau.
Las inmensas relaciones de las familias Rosés, Mayol, Artau y Sand concurrieron al fúnebre acto...
Curiosea esta nota el hecho de que la iglesia de Nuestra Señora de Pompeya tiene como a uno de sus fundadores a un abogado de nombre Bartolo. Además, en otra esquela de La Vanguardia, fechada el 29 de octubre de 1922 se anuncia el casamiento de Elvira Rosés Mayo con el ingeniero José Oliver.
Todos estos elementos se entrelazan con nitidez pero solo levantan preguntas para nuestros autor, a quien aconsejo que no revele fuentes. No obstante, otras preguntas son capaces de aflorar: ¿Qué pasó con Bartolo? ¿Por qué los perros quieren hacer cine? ¿A quién exactamente se disponía a visitar en Río Piedras el profesor supuesto licántropo? Más importante aún: ¿Quién cuenta estas historias?

Para estas cuestiones no tenemos mucho espacio de debate porque siguiendo las pautas de la narratología, el último cuento "Alzadita de pata" nos deja perplejos. Son los perros los que cuentan y sueñan estas historias. Son emuladores de Cipión y Berganza en la obra cervantina, o de los perros de Mister Jones que ven la muerte en la obra de Horacio Quiroga.

*Este texto constituyó la presentación del libro Imaginario de Luna de Pepo Delgado Costa el 11 de julio de 2014 en el restaurante Mugs en Hatillo y el 12 de julio de 2014 en la Librería Mágica en Río Piedras.

viernes, 11 de julio de 2014

Comportamientos e ironías: Un toque de literatura contemporánea de mujeres

     Leer la literatura que escriben las féminas puertorriqueñas se ha convertido en un ejercicio placentero e interesante si se hace tomando como referencia la potente tradición que han formado en las letras isleñas. Poetas, ensayistas, novelistas, en fin, un poderoso ejército de estrógeno que ha colaborado a la formación cultural de este pedacito que flota en el mar. No para menos considero, en muchas ocasiones, que las mejores literatas de esta tierra fueron Concha Meléndez y Nilita Vientós— cuya extensa obra se me ha hecho difícil de abarcar por su extensión, mea culpa—.
     En estos años postmilenarios se han sumado a las filas del antedicho grupo varias mujeres. Por lo cual,
hoy referiré a la contribución particular de Arlene Carballo y su colección Mujeres que se portan mal.
La temática de este libro se centra en la apreciación de las vicisitudes de mujeres alrededor del mundo, no tan solo Puerto Rico. Así, Carballo deleita con episodios que se desarrollan en Medio Oriente dando un toque de tradición que rememora la aportación Árabe e India en la cuentística hispánica, entiéndase Los cuentos de las mil y una noches y la habilidosa diégesis de Scheherezade así como otros textos que provienen de dichas latitudes.
     Si bien el título denota la cuestión del comportamiento, lo cierto es que en más de una ocasión no nos topamos con mujeres que se portan mal, sino con un mundo que se porta mal con las mujeres. Por ejemplo, la apertura del libro con la pieza "Mema" desata un tono tristón y acertado al rescatar del olvido a la personaje que poco a poco sucumbe ante los caprichos de los hijos (hijas para ser preciso). Es así que se devela que esta colección tendrá otro eje importante, la maternidad y la interminable tortura que llamamos niñez.
     Varios de estos cuentos merecen especial atención. El primero que resalta es "Las huellas de una vida" el cual trata el tema de la dualidad que experimenta constantemente un ser rehabilitado y los efectos que sus decisiones tienen en los demás, incluso post mortem. El relato se construye con recortes de esquelas, correos electrónicos y notas lo cual rememora un tanto a El corazón de Voltaire de Luis López Nieves. En la misma pauta se encuentra "El dulce olor de las almendras" el cual se vale mayormente de esquelas para mover la trama.
     Carballo deja en cada plumazo una pizca de ironía, la cual maneja con variados grados en todas sus historias. La mezcla se compone también del ejercicios de colorear injusticias, deseos, sueños y sutiles venganzas. Todos estos ingredientes operan para crear cuentos que emulan un historial de lecturas que se pueden conjeturar en la autora. Para estas muestras, los siguientes botones: "Algo más que huesos" y "El dedo poderoso de la mujer afgana" remonta, como señalamos, a la tradición árabe; "Mechita gana una" a La guaracha del Macho Camacho de Sánchez; "Las cadenas de la libertad" tienen un aire a lo Santos Febres.
     Repito: El gran denominador de Mujeres que se portan mal es la ironía. No hay cuento que se salve de esta herramienta, algunos logrados y otros casi en su punto. Vale mencionar aquí piezas como "Humanidad" y " Un gesto de amor", los cuales brillan por su estilo conciso, su intención crítica y toques de violencia.
Este es un libro de mujeres que persiguen las ansias mismas que motivaron el "Yo fui mi misma ruta" de Julia de Burgos dentro de una crítica a los convencionalismos sociales y con una estructura experimental que emula el collage de John dos Pasos en su USA Trilogy (la mezcla de recortes de periódicos, esquelas y otros pastiche). Mujeres que se portan mal también sobresale por la pulcritud de su edición la cual sorprende mucho en un libro de autor, así que, tomen nota. Bravo por Carballo.

martes, 10 de junio de 2014

Lo obvio, lo feo y lo peligroso: Crónicas del colapso… de Emilio Pantojas García


 En los últimos 6 años prolifera el uso de las columnas de opinión y análisis para enfrentar la situación económica— que a su vez es política— de Puerto Rico.[1] El pueblo lector discurría normalmente por las páginas de los rotativos nacionales viendo la política, la sangre y los números y, más o menos, luego de algunas secciones se topaba con una entrega de los miembros académicos de nuestra sociedad. Lo cierto es que con la llegada de las revistas cibernéticas, las redes sociales y los denominados teléfonos inteligentes se multiplicó la cantidad de lectores y el acceso a este tipo de escrito. Por otro lado, y con más importancia en el campo editorial, han sido ya numerosos los nuevos “analistas” que inundan la esfera de discusión pública con escritos que se tambalean entre lo parco y lo desmedido. No cabe la menor duda de que ponerse al día en este rollo cuesta tiempo y que escoger qué leer y cómo leerlo puede tornarse en un ejercicio doloroso para el ávido de letras.[2] Ante esto aparece en los estantes la publicación Crónicas del colapso: economía, política y sociedad de Puerto Rico en el siglo veintinuno de Emilio Pantojas García como una propuesta de síntesis sin sacrificar la altura de la visión crítica y analítica que se espera de estos escritos.

     Crónicas del colapso… hace alarde de su título ya que es en realidad una colección de la gesta periodística que Pantojas García lleva desde inicios (o mediados) del 2000 hasta el presente. El libro es un tanto denso, con casi 300 páginas de periodismo de opinión que varían en extensión y enfoque. Los textos intercalan de cuando en vez un canapé analítico que precede a la división editorial en cuatro secciones, entiéndase: “El colapso”, “Economía y globalización”, “Política” y “Sociedad y cultura”. En puridad, las cuatro parcelaciones cantan a coro el mismo estribillo de “Puerto Rico está fuñío’, la cosa está apretá’” ; empero, ofrecen contestaciones al porqué de esa circunstancia.

     En “El colapso” Pantojas no descarta el clasificar a la Isla como un país tercermundista que anda por el mundo en gríngolas sin aceptar que cuando decimos “la cosa está mala” en realidad versamos sobre una profunda crisis económica y social. Esta música puede parecer “hit” pasado de moda y no culparía al lector vago(neta) de pensar que el texto peca de hablar de lo mismo; no obstante, el propósito de Pantojas García apunta hacia otro norte, el de recopilar su testimonio cronológicamente con el fin de observar el cadáver social desde un historial clínico. Ahora, el lector aguzado apreciará la síntesis de problemas sociales que hace la sección, entre estos: la llamada ingobernabilidad del país, la exagerada proliferación del crimen y su impacto a los estilos de vida borincanos, la poca acción para atajar problemas básicos de convivencia política y la cultura del fraude. Pantojas García ofrece también una piedra preciosa al final de estas páginas llamada kakistocracia que como el comején, se alimenta del tronco grueso y construye su imperio con la materia prima de sus propios excrementos. Sin duda, este ensayo es un “must”—lectura necesaria para los puristas que le “tiltea” el ojo por una mera cuestión de estilo de vocabulario —para esta generación y otras.

     La parte de “Economía y globalización” es cuantiosa, no por eso desatinada. La explicación la ofrece el propio autor al destacar que la mayoría de estos ensayos se publicaron en el mensuario Diálogo de la Universidad de Puerto Rico. En esencia, el sociólogo destaca las razones por las cuales la política económica de los pasados 40 años ha sido un carrusel que cambia de velocidad y no de médula. Según estos escritos, Puerto Rico no ha desarrollado una cultura de progreso global por estar enraizado a políticas de exención y dádivas contributivas que solo han insertado a la Isla en el mercado mundial por chance. Así, Pantojas García explica que cuando el olfato capitalista detecta una sucursal con menos gastos, mejores oportunidades de inserción al mercado global y mano de obra barata y necesitada, recoge sus maletas y ni siquiera pide la bendición al marcharse. De esta forma, Puerto Rico ha sido eje de una economía de despuntes esporádicos que una vez desprovista de x o y beneficios de incentivo federal se sume en una depresión que tiene consecuencias incluso sicológicas.[3]

     La sección de “Política” es un tanto compleja ya que abarca un abanico de temas que son el ají de nuestro día a día y, por otro lado, es donde el autor reúne algunos de sus ensayos en torno a la Universidad de Puerto Rico. De por sí, estos tópicos son ejes de diatribas de altura o bajeza en cada cafetín de esquina o reunión departamental universitaria. Hay que destacar que en instancias hay que leer más la opinión de Pantojas García en vez de su análisis de lo cual el desocupado lector no debe tener problema y de lo cual el autor está en su total derecho.[4] En torno a esta unidad me tomo la libertad de alimentar la curiosidad sin dejar a un lado que los ensayos en torno al tema de la U.P.R. reviven pasiones, obligan a comparar los eventos con la actualidad de nuestra institución— de la cual soy también empleado y con otros sombreros, estudiante —y se presentan como buen material para tesis futuras en torno al asunto.

     En el caso del acápite de “Sociedad y cultura” hay que subrayar que es el más variado del libro. Se tratan aquí cosas como la inclinación a las predicciones de los politólogos y la crítica a sus métodos, la falta de credibilidad de las emisoras que transmite en la banda de Modulación de Amplitud (AM), la recurrencia a la cultura del chisme y su nocividad al desarrollo social de Puerto Rico y hasta el debate de casarse “como Dios manda”. Si bien es una sección amplia hay algunas joyas que merecen destacarse, por ejemplo, el escrito “La caribeñidad como proyecto” renueva la discusión del refrán que canta “Cuba y Puerto Rico, de un pájaro las dos alas” y plantea una crítica al desarrollo económico de las Antillas. Por otro lado, el ensayo “Por qué Don Omar no” dejó entrever la necesidad de un análisis socio-semiótico de las estrategias empleadas en épocas de elecciones y llamó la atención a lo que considero uno de los temas neurálgicos de la contemporaneidad que deslumbra por su invisibilidad en los círculos de discusión: la brecha generacional entre electores. Lo único desalentador de esta parte del libro son las dimensiones de los escritos lo cual merece excusa al autor ya que estas publicaciones obedecieron criterios periodísticos y no los de una editorial.

     Resta decir que Crónicas del colapso… de Emilio Pantojas García es un libro logrado que continúa la tradición de la Editorial Callejón de ofrecer recopilaciones de las publicaciones periodísticas de miembros de la academia, principalmente en las áreas de las Ciencias Sociales. Así, este texto se suma a otros como La nación en vaivén de Jorge Duany. Ahora, vale decir que mi recomendación va a la población joven: Leer este texto es crucial para entender el entorno en que nos hemos criado—sí, me incluyo —y es una herramienta poderosa para insertarse en la discusión política y social. Por lo cual, que lo lea todo el mundo pero principalmente que lo lea la Generación del Colapso.

***
Próximamente se reseñarán a Arlene Carballo, Yolanda Arroyo y Manolo Núñez, y otros. Pendiente.


[1] El impulse, en gran medida, se debe al poder de las redes sociales en la web.
[2] Para este punto, vale mencionar la nueva propuestas de periódicos de lectura somera y rápida la cual también cuenta con una nutrida cepa de columnistas mayormente jóvenes y de notoriedad reciente
[3] Evidencia de esto se puede observar al analizar la cantidad de suicidios, alcoholismo, depresión y solicitudes de Beneficios de Seguro Social por estar “malo de los nervios” durante los años de cierre de las grandes fábricas del programa 936. Este elemento me consta es más fuerte en la zona rural de la Isla donde la única fuente de actividad industrial venía de dicho programa tributario federal ante la ausencia de inversión criolla en fábricas de manufactura. Así, de esta debacle ha sobrevivido una lazariana venta de servicios, negocios de consumo y la letárgica industria de la construcción, pero estos mares son para recorrerse con otra nave y no en una crítica literaria como la de marras.
[4] Vale acotar la tendencia infame de esta práctica en la radio puertorriqueña, principalmente en las emisoras que transmiten a través de la Modulación de amplitud (AM), las cuales en los últimos 6 años han desarrollado coloridos paneles de “análisis”, para muestra remonto a aquellas ediciones de programa que eran conducidos por quienes ahora fungen como senadores tanto del Partido Nuevo Progresista como del Partido Popular Democrático.

martes, 4 de marzo de 2014

Balas, coca y sufrimiento

Tomado de african-business.blogspot.com
La narcoliteratura ha despuntado en Latinoamérica con una sorprendente lista de títulos que comprenden, en su mayoría, el género novelesco. Las condiciones sociales, económicas y jurídicas han propiciado el desarrollo de un discurso que ha alcanzado las fibras del pueblo y ha modificado el arte del siglo XXI. Nada más con observar la pieza La muerte de Pablo Escobar de Fernando Botero, en donde se congela el momento de la muerte del cerebro del Cartel de Medellín, se revelan la intención de presentar la caída de un titán y el marco de un hito en la historia colombiana. No obstante, si comparamos dicho fenómeno con aquellos similares que han acontecido en Puerto Rico podemos colegir que nuestra cultura de lo narco se trata de algo diferente.

En la Isla no se ha desarrollado la figura del “gran delincuente”. Si bien hemos tenido a los “Cápsula”, “Millones” y hasta un “Belleza”, ninguno ha logrado monopolizar la política y determinar el destino de un pueblo con las apariencias de totalidad que presentaron sus pares latinoamericanos. ¿Por qué dicha particularidad? Podríamos decir que se trata de un problema idiosincrático, algo así como echarle los veinte a la politiquería boricua. Es plausible que el control de los partidos políticos sea tan férreo que no permitan el engrandecimiento de ciertas figuras del bajo mundo. La norma se ha inclinado a favor de que la relación de control y poder provenga de políticos y figuras prominentes que dentro de su agenda de maquinaciones tienen incluido una lista de aliados privados que de vez en cuando tienen un problemita con la ley y otras veces son ejecutados por la conspicua ley de la calle. Sin embargo, sí hay una tendencia a fijarnos en otros elementos que son adyacentes al poder de esto personajes: por ejemplo, el estilo de vida, las pertenencias materiales (humanas) y hasta la vida sexual de los dueños de la economía informal más grande de Puerto Rico.

Dicho lo anterior: ¿y qué del que se encuentra abajo? ¿Qué podemos decir de los soldados rasos del narcotráfico?

Una visión la ofrece la novela Osario de vivos del emergente Jean Carlo Villegas. En ella se presenta una ecuación crítica: la transposición de las observaciones que Manuel Zeno Gandía expuso en La charca en un contexto del siglo XXI. Si bien pararse en los hombros del gigante puede ser un ejercicio peligroso, Villegas no ostenta en ningún modo emular completamente la obra de Zeno Gandía.

Osario de vivos tiene un peculiar toque urbano que mezcla la voz de Villegas junto al grito desesperado de muchos puertorriqueños que observan el engrandecimiento de la clase narco-económica. Los toques de Zeno Gandía aparecen aquí y allá, con esporádicos asomos de cabeza que hacen recordar el lamento borincano y en otras ocasiones el suspiro contemporáneo seguido del “esto se jodió”.

Tomado de gravillisinc.com
Los personajes principales exploran una sustancial lista de temas que busca resaltar el desastre social puertorriqueño que a veces produce corrimiento y en otras, furia. En puridad, una pareja de lesbianas que vive en un caserío se ve involucrada en los “negocios” de un sindicato de narcotráfico puertorriqueño. Por un lado, el “hijo” se enfrenta al resquebrajamiento del sistema educativo de la Isla y a pesar de mostrar ansias por los estudios se ve imposibilitado ante el poder de la burocracia. Por otro lado, su “madre” (que en realidad es su abuela) camina poco a poco hacia el encontronazo con la muerte de su hija en función del temor que le provoca saber que la única opción que esta tuvo para salir del caserío fue ponerse las botas y el uniforme de guerra. En otra instancia, la “pareja” se debate entre reformar su pasado manchado por las maquinaciones del sindicato o vivir al lado de una buena mujer y soportar las burlas, discrimen y la manipulación que tratan de menguar una verdadera pasión lésbica.

La trama emula La charca en instancias contables pero la mayoría de las veces se escapa en elaboradas telarañas del autor donde se explora la vida de algunos puertorriqueños que sufren el embate de la narcocultura. El roquero sin futuro, la tecata embollá, el religioso ciego, el corrupto de siempre y, por qué no, la bichota que controla a todo un caserío se desenvuelven en un mundo donde la AMA llega tarde, los maestros se quedan sin trabajo y las comunidades marginadas son desplazadas en pos de nuevas y bursátiles quimeras.

Ahora, si bien Osario de vivos es un texto que busca insertarse en la corriente de la narcoliteratura, la realidad es que todavía falta terreno por recorrer ya que aún no se ha desarrollado un entendimiento de la narcocultura puertorriqueña que sea capaz de distinguirla de la mexicana y la colombiana, por mencionar algunas.[1] Si en aquellos lares se presenta un capo más abarcador y vital con tentáculos sobre un narcoestado, acá todavía no lo hay. No obstante, podría arriesgarme y apuntar a la existencia de una narcoeconomía que, con igual culpa y desmesura que el capitalismo, ha llevado a que las circunstancias expuestas en La charca se repitan en ciertos contextos: He ahí la gran contribución de Villegas y su Osario de vivos.




[1] Aquí apunto a la voz del desierto, Ivan Chaar López, quien en contadas ocasiones ha investigado el tema de la narcocultura para otras revistas de crítica social.