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Soy de la zona Oeste. ¡Qué orgullo! Parece que son pocos los que aceptan el matiz cultural que tiene esta esquina de la Isla. Desde Laguerre, De Diego, Hostos, Betances, Ruiz Belvis…hasta Cuco, el que barre las calles con la religiosidad del “servicio” que sólo los próceres tienen. (Dolorosamente aceptando que pocos de mis compueblanos hayan leído aunque sea La llamarada)
Soy de la zona Oeste. ¡Qué orgullo! Parece que son pocos los que aceptan el matiz cultural que tiene esta esquina de la Isla. Desde Laguerre, De Diego, Hostos, Betances, Ruiz Belvis…hasta Cuco, el que barre las calles con la religiosidad del “servicio” que sólo los próceres tienen. (Dolorosamente aceptando que pocos de mis compueblanos hayan leído aunque sea La llamarada)
Recientemente he tenido que aceptar que ahora esto se tiene que llamar “Porta del Sol”. Suena algo bonito, no me acomplejo. Es decir, fue como aceptar que Carlos Méndez mantuviera lo de “Jardín del Atlántico”. Ahora tenemos que lidiar con que Mayagüez es “Capital del Deporte y la Cultura”.
No voy a incursionar en los asuntos del área Sureste, donde el pobre de Luis Palés tendrá que lidiar con “Downtown Guayama”.
Sin embargo, por mérito de mi matrimonio con una Pepiniana que vive a 4 minutos de Lares, tengo que sentirme, es más, acongojarme ante la ideíta novel del lareño:
“Lares…ciudad de los cielos abiertos”
Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh. Me llena de orgullo.
No sólo porque el mensaje es una revelación divina. No que va. Sino porque ahora sé que los cielos se rajan y se abren. Un día de estos veremos los anillos de Saturno a través de la raja celeste.
De ninguna manera quiero que piensen que soy contrario a las frases estadounidenses, mejor decir, angloparlantes. “Open skies” es una buena frase.
Sólo resta consultar al pueblo de Lares, quizás no digan nada, o quizás sólo den un GRITO.
*Había tenido unas ganas inmensas de escribir esta columna; no obstante, a pesar de haber visto las banderas de Lares desplegadas en diferentes hogares, no tenía en mi poder una foto que capturara la iniciativa. Por otro lado, esa hermosa casa que divaga entre los colores Púrpura y Rosado se encuentra en la Carr. Enrique Laguerre #111, cerca de donde vivía mi esposa. Al dueño le recalco que tiene una casa preciosa, como para “sentarse a hacer literatura”.
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